El Ourense CF maximizó sus virtudes y superó a su rival tarraconense (2-1)

Con fútbol, con goles, con empeño y con sufrimiento. El Ourense CF sigue siendo fuerte en casa y también capaz de doblegar a un Gimnástic de Tarragona que llegó a O Couto en puestos de promoción de ascenso, se vio con dos goles en contra y terminó volcándose sobre la portería de Marqueta. Aún así, fueron los de casa los que llenaron su zurrón con tres puntos resplandecientes: 2-1.

Pronto se pudo ver a los forasteros con mordiente, apostando por el experimentado Roberto Torres en la línea de creación y con Pablo Fernández a la espalda de Antoñín Cortés para crear peligro. Los hombres de Pablo López se resguardaban bien y cumplieron la máxima de golpear primero. Solo necesitaron seis minutos para engarzar su primer ataque punzante. Ángel Sánchez se cruzó por delante de Xesc Fullana en el perfil zurdo, este condujo en diagonal hacia el balcón y soltó uno de sus latigazos, que pilló a Alberto Varo a contrapié y le dobló la mano para abrir el marcador.

Es cierto que el candasín Pablo Fernández respondió de inmediato con un remate que se escapó alto por poco, pero su equipo acusó el golpe y los azulones se adueñaron del choque. Una semana más, Jerin impartía magisterio en la parcela ancha, bien apoyado por el goleador balear y el eficiente Álex Fidalgo. En todo caso, el Nástic no desistía y una caída de Pablo al costado derecho terminó en un centro que cabeceó muy bien Antoñín, evitando la igualada Marqueta con la ayuda del travesaño.

La lesión de Borja Granero hurgó en el ánimo de los catalanes y los de casa apenas sufrían, aunque su pegada se limitó a una combinación entre Jerin y Hugo Sanz, cuyo disparo lo sacó a córner un defensor, antes de que el capitán volviera a hacerse hueco para ensayar desde fuera del área, encontrando a un seguro Varo.

Los albores del segundo capítulo de la contienda no fueron muy distintos a los que ya se había visto. Los tarraconenses intentaron ser más profundos, sin desbordar a un anfitrión ordenado y sólido en su plan de partido. Además, volvieron a morder a la primera de cambio. Ángel Sánchez temporizó bien en la banda izquierda, aguardando que lo doblara Hugo Sanz, quien se la puso a Javi Carbonell donde el madrileño no perdona. El 2-0 parecía una losa para forasteros y anuncio de tranquilidad para la recta final de los azules. Y no, fue todo lo contrario. Volvió a replicar el elenco de Dani Vidal y esta vez lo hizo de modo contundente. Jaume Jardí colgó desde la izquierda, los zagueros locales no impidieron que el cuero botara y lo acomodó Antoñín con el pecho para rematar con la derecha en chilena de espaldas a la meta.

El efecto fue más emocional que numérico. Los ourensanos perdieron parte de la confianza que estaba marcando su juego y los de rojo se fueron a por el empate sin dudarlo. Pablo volvió a ser el más incisivo y Marqueta tuvo que desviar a córner y por la derecha comenzó a aparecer en varias oportunidades un Migue Leal que también obligó al cancerbero a repeler el cuero.

En el bando hogareño solo Ángel Sánchez volvió a rondar los dominios de Varo, pero se llenó de balón y remató alto, sin ver el acompañamiento de Hugo. El juego se desvió definitivamente al otro lado del campo. López Vidal dobló lateral para frenar a Migue y su oponente ponía balones a la olla en cuanto tenía oportunidad. Antoñín pudo hacer daño en una estrategia a la que también subió el arquero Varo, como en las siguientes, puesto que el duelo se fue al 97. Óscar Sanz protagonizó el último remate, embolado por Marqueta para ganar y dormir fuera de las plazas de descenso.

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