Al COB le faltó puntería para darle la réplica al Estudiantes en el Pazo (73-79)

No fue el día del Club Ourense Baloncesto en el lanzamiento a canasta y así es muy difícil ganarle a un equipo como el Estudiantes, que quizás tampoco ofreció su mejor versión, aún siendo capaz de alzarse con la victoria gracias a sus generadores de juego: 73-79.

El visitante Joaquín Rodríguez presentó credenciales muy pronto en el Pazo y, con triple de Moody mediante en la réplica, el alero uruguayo lideró un arreón colegial que se fue al 5-12, gracias a canastas de alto porcentaje que castigaban las pérdidas de los cobistas. Los hombres de Moncho López —castigado lejos del banquillo— apretaron los dientes en defensa y marcaron diferencias en el rebote, para limar las desventaja y meterse en el partido, aprovechando que los madrileños no encontraban el aro en sus lanzamientos lejanos y que por dentro ya no tenían la puerta abierta. Los triples de consecutivos de Brito y Moody fijaron el 15-19 y de ahí al final de ese primer acto, el duelo de guerrillas en defensa bastó para terminar con un apretado 21-23.

En la segunda entrega, dos tiros libres de Ogunsipe materializaron el sorpasso y un 27-25 que ilusionaba a la parroquia del Pazo. A esas alturas, el dominio en el rebote era total por parte de los ourensanos, que incluso se fueron al descanso con un balance de 27-7 en esa lucha por los rechaces, con 15 de ellos en la parcela ofensiva, lo que le dio muchas segundas opciones a los cobistas, que seguían sobreviviendo pese a su atascamiento en el tiro. Solo anotaron los de casa 13 puntos en esos diez minutos y, aún así, se fueron al descanso con un favorable 38-36 que pudo ser incluso más amplio, si lograran mejorar su 13 de 35 en lanzamientos de campo.

De vuelta a la cancha, Estudiantes volvió a tirar de sus estrellas y Joaquín Rodríguez se situaba como máximo anotador del partido para decantar el signo del resultado a un 42-44. Andric y Granger aparecían para acompañar al citado alero uruguayo y a Devin Schmidt, con lo que al COB le costaba más frenar ese arsenal que hasta ese momento tenían controlado. Francis Alonso estiró una cuenta que los de casa eran incapaces de cerrar, aunque Ogunsipe la apretó al máximo: 58-60.

Había partido, o eso parecía. En medio minuto le cayó a Cristian Díaz la quinta falta, que restaba una importante rotación al Estudiantes para dirigir su juego. Joaquín volvió a ejercer de martillo pilón y Jayson Granger dominó marcaba el ritmo que mejor le convenía a su equipo. Los de casa reincidían en los balones perdidos. Llegaron hasta los 18 al final de un choque en el que cometieron demasiados pecados para superar a un rival tan cualificado. Kravic volvió a hacer daño por dentro y el triple de Andric para el 63-71 sonó a muro imposible a 4.14 de la conclusión. Los intentos desesperados de remontada solo empeoraron la estadística del lanzamiento, con pocas opciones rivales. Sin tiempo para nada, mañana mismo toca viajar a Morón. Prohibido fallar.

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