
Durante las últimas semanas, Hayao Miyazaki ha estado en boca de todos. El estilo Ghibli y la inteligencia artificial se han convertido en una especie de ladrón sigiloso del trabajo de uno de los mejores ilustradores de los últimos tiempos, que debe estar tirándose de los pelos al ver como es posible robarle su talento y esencia con una consulta al bot.
Relacionándolo con el Club Ourense Baloncesto y tras la derrota número 12 en 13 encuentros, es imposible no sentirse como el pobre Miyazaki, pero en versión aficionado. El juego del equipo ourensano parece volver por momentos, pero la esencia y lo que antes transmitían son algo muy diferente, algo generado por esa inteligencia artificial tan útil, pero tan tramposa en muchos casos.
El COB intenta recuperar su seña de identidad, pero no es capaz. Algo no funciona, de la misma forma que la IA cuando dibuja a un perro con tres patas o al que aquí escribe alarmantemente gordo (quizá es un toque de atención o me niego a ver lo evidente).
Y entre tanto intento, las excusas se terminan, porque ya lo dice el refrán «quien no sabe bailar dice que los tambores no valen para nada».
El problema, la gente se cansa de caricaturas de IA y este COB ya me recuerda a aquel CD Ourense de la 98/99 que no solo no ganaba, si no que batió un récord de derrotas que marcó época. No lo repitamos.