La otra cara de la maternidad: «Recordo días nos que o meu obxectivo era poder ducharme»

María Cobas Vázquez
maría cobas OURENSE / LA VOZ

A BOLA

María Besteiros escribió su poemario en A Bola.
María Besteiros escribió su poemario en A Bola. SANTI M. AMIL

María Besteiros tuvo a sus dos hijos cuando vivía en una aldea abandonada de A Bola, soledad que plasmó en un poemario

10 ene 2023 . Actualizado a las 18:11 h.

La maternidad es maravillosa. Y también muy dura. Ambas realidades son compatibles y van en muchas ocasiones parejas, pero la idea que se transmite mayoritariamente es solo la parte positiva. Por eso, hay quien, cuando nace el bebé, choca de bruces con la falta de tiempo o la soledad que también acompañan la crianza. Es lo que vivió María Besteiros, que recuerda sus primeros años como madre como una etapa de aislamiento y soledad. A agudizar ese sentimiento contribuía el hecho de que no solo estaba sola de puertas para adentro de su casa, sino también de puertas para afuera. Porque cuando tuvo a su primer hijo, María vivía en una aldea abandonada en el rural ourensano, lejos del mar de su Vigo natal. «Nunca tiven idea de ir vivir ao interior», reconoce. Pero la vida la llevó hasta Morgade, en A Bola. No fue algo buscado ni elegido, sino dado por las circunstancias. «Vivir nunha aldea abandona contribuía ao illamento e á soidade», recuerda.

Acostumbrada a vivir mirando al océano, reconoce que echa de menos el mar. Y ya es más de una década lejos de él. Desde mayo del 2011 hasta noviembre del 2019 vivió en Morgade. Allí nacieron sus dos hijos. Después, la familia se mudó a Allariz. «Aquí hai máis xente», destaca.

No fueron tiempos fáciles. «Cando tes un fillo todo cambia, tamén os horarios. De repente, as cousas que te definían xa non tes tempo para facelas, ou non tanto», señala. Ahora sabe que después de ser madre es necesario poner en marcha el proceso de «volver ser persoa». Esa necesidad de recuperarse a sí misma la impulsó a escribir, a plasmar sobre el papel todos aquellos sentimientos.

El resultado es A lista da compra, un poemario en el que recoge todo lo que sentía a finales del 2018 (y que publicó la editorial Galaxia el pasado mes de marzo). Habla de soledad, pero cita entonces la sensación de estar sobrepasada. «Tiña a necesidade de atoparme a min mesma de novo», dice. Porque de repente se vio sin tiempo para nada. «Recordo días nos que o meu obxectivo era poder ducharme antes da noite», apunta. Y añade: «Ata o teu propio corpo deixa de ser teu, porque cando apostas pola lactación materna, tes que estar sempre dispoñible para o bebé». Esos sentimientos se intensificaron cuando nació su segundo hijo. «Necesitaba recuperar o meu corpo. Porque era a ‘nai de’, pero tamén precisaba o espazo para ser eu», apunta. En sus poemas habla de los cambios físicos y psicológicos que le produjo la maternidad.

No es la primera vez que Besteiros escribe sobre la maternidad, aunque en el 2015 fue en un formato diferente. Entonces era su tesis doctoral, que centró en las representaciones de la maternidad. «Cando estamos embarazadas temos postos en nós todos os focos de control, pero unha vez que pares, dinche ‘estades ben e xa está’», remarca. Y no solo eso, todavía sigue vigente la idea preconcebida de que las mujeres han de sentirse realizadas al ser madres. «E a realidade que me atopo nas presentacións do poemario é que as mulleres sempre acaban contando esa cousa de ‘non teño tempo para nada’. Porque non todo é tan feliz», destaca. Hace hincapié en la depresión posparto, que afecta a muchas mujeres. «O problema é que confrontas expectativas coa realidade. Hai un abismo e podes ver que non estás tan feliz como se supón que deberías estar. O interesante é que se fale do bonito, do menos bonito e do que nos pode preocupar. Na maternidade hai claros e escuros, e é normal necesitar axuda».

Sabe que su caso es particular porque vivía en una aldea abandonada, pero en cambio la realidad que se encuentra es que a las madres que viven en las ciudades también las aborda el mismo sentimiento de soledad. «A crianza non é tan tribal coma antes. Eu recordo a miña infancia no barrio de Lavadores xogando na rúa e indo a outras casas. Había certa sensación de comunidade e de liberdade que agora non hai», lamenta.

Besteiro dice que lo que la ayudó en el proceso fue expresarlo, más que el hecho de mudarse. «Tes un malestar e no momento que o nomeas e o pos no papel é o primeiro paso para mellorar. Non é que o escriba e xa esté, pero vai axudando a ter máis conciencia de que necesito tempo para min», relata. Y fue así como se fue haciendo consciente, dice, de que no pasa nada si la ropa queda tendida un día más o los cacharros siguen sin fregar horas después de la comida. «Temos esixencias por todas partes, como traballadoras, nais, fillas, amigas... E non é humano pedir o 10 en todas as facetas. Hai que escoller e priorizar», argumenta. Eso sí, hay que dejar pasar cierto tiempo. «Canto tes un recén nacido, o bebé é o prioritario, pero cando os fillos van medrando tes que ir reclamando o teu espazo», esgrime.

Reconoce que también hay una parte de culpa autoimpuesta. «A culpabilidade está máis presente nas mulleres que nos homes. Un pediatra contaba que os homes non se culpabilizan cando os nenos enferman, e en cambio moitas mulleres si. É unha carga extra que levamos», destaca.

Besteiros rechaza la ley que equipara las bajas de maternidad y paternidad en tiempo. «Entendo o obxectivo, pero invisibiliza un proceso de nove meses de embarazo, un parto e unha lactación que os homes non pasan. Póñennos a cero cando nace o bebé, como se fosen procesos idénticos os da nai e do pai. E iso non é igualitario», defiende.