Compañeros del motero muerto en un quitamiedos en Pantón reponen las coronas quemadas en un incendio
15 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Pablo Quintana Martínez tenía 33 años cuando se dejó la vida en una de las curvas de la carretera de Monforte a Ferreira. Él y otros dos integrantes del club de moteros Os Julios examinaban la zona para preparar un recorrido posterior. Se salió de la calzada y murió. Desde entonces, sus amigos de la peña cuidan de que no falten las flores en el lugar de aquel accidente. Hasta este verano, cuando uno de los incendios que se producían casi a diario en Pantón se llevó por delante las dos coronas. Tardaron en reponerlas, pero en la curva en la que murió Pablo Quintana vuelve a haber flores desde hace un par de semanas. Y el mes que viene se celebrará allí un homenaje en su memoria y para reivindicar la sustitución de ese tipo de guardarraíles. A pesar de lo que pasó, en esa curva sigue estando la misma valla. Igual de peligrosa que el 7 de noviembre del 2014, el día de aquel accidente.
«Se non chega estar ese guardarraíl, aquela tarde non tería pasado nada, pero a pesar de todo aí segue». La lamentación es de marcos Amaral, el presidente de la peña Os Julios, que tiene su sede en Ourense, de donde era Pablo Quintana y de donde son casi todos sus cerca de treinta socios.
La mayoría participarán en la concentración que preparan para los días 13, 14 y 15 de julio.
La dos primeras jornadas de esa concentración tendrán lugar en diferentes lugares de la provincia de Ourense. El recorrido hasta el lugar en el que perdió la vida Pablo Quintana será el tercer día e incluye dos paradas. Los participantes se detendrán en el punto kilométrico 580,500 del trazado antiguo de la N-120, dentro del término municipal de Pantón. Allí, colocarán flores nuevas y comprobarán que el guardarraíl contra el que se golpeó su compañero fallecido siguen en su sitio.
Antes de volver a Ourense y dar por terminada la jornada harán otra parada en la N-120 nueva, en el mirador sobre el Miño en el que aficionados a las motos mantienen desde el verano del 2014 un monumento a sus compañeros caídos en accidentes de tráfico.
A pesar del accidente que le costó la vida a Pablo Quintana, ni a esta curva ni al resto de esta carretera ha llegado la lenta sustitución de las vallas peligrosas por otras con doble banda o con protecciones anticortes en sus soportes. Quizá no sea de extrañar, porque el Ministerio de Fomento no instaló guardarraíles seguros en el tramo de la nueva N-120 entre el alto de Guítara y Os Peares hasta el año pasado. Y eso que se trata de un tramo mucho más veloz y con mucho más tráfico. Y aunque el ministerio tuvo que pagarle 30.000 euros a un motorista ourensano que en el 2007 perdió una pierna en un accidente cuando bajaba hacia Os Peares.
El accidente que le costó la vida a Pablo Quintana se produjo a las seis menos cuarto de la tarde. Era noviembre y no faltaba mucho para que anocheciese, pero en el lugar se desplegaron numerosos medios de emergencias para tratar de salvarle la vida. También un helicóptero, que finalmente se fue de vacío. Seis sanitarios se turnaron durante tres cuartos de hora para tratar de mantenerlo con vida mediante una reanimación cardiopulmonar. Llegaron a subirlo a una ambulancia, pero murió allí mismo, antes de que pudiesen siquiera empezar a evacuarlo a un hospital.
La moto Honda que conducía Pablo Quintana se había salido de la calzada en una de las numerosas curvas de esa carretera, que carece de arcén y tiene la anchura justa para que pasen dos coches a la vez. Su moto fue a a volcar sobre el asfalto unos veinte metros más adelante, sin demasiados desperfectos. Pero él se cayó y acabó en la cuneta, probablemente después de golpearse contra el quitamiedos. Llevaba el casco puesto y aparentemente las heridas más graves las presentaba en el tórax. Él y los dos amigos que hacían el recorrido con él en sus motos acababan de pasar por Ferreira. Era la primera vez que conducían por allí.