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El sepulcro de Santa Mariña de Augas Santas se remonta al siglo cuarto

ALLARIZ

Santi M. Amil

El panteón, surgido de un enterramiento en el 138, tiene 1.900 años de historia y hasta ahora se creía que era medieval

13 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Es un monumento vivo», dice la restauradora Ana Rodríguez sobre el sepulcro de Santa Mariña de Augas Santas. Un panteón de granito, en el que yace enterrada santa Mariña desde el año 138, cuyas policromías y dorados -cubiertos de múltiples repintes y de cal y hollín- están resurgiendo con el trabajo que desarrolla la empresa Dextra Restauración por cuarta semana en esta iglesia (s. XI) del municipio de Allariz.

Con la limpieza de los múltiples repintes realizados en el monumento en el siglo pasado -aparecieron hasta nueve capas en las catas enviadas a laboratorio para la restauración- han salido colores azules y dorados «espectaculares», rojos y verdes chillones. «Se usaban mucho en el barroco para monumentos funerarios», explica Rodríguez.

El proceso de restauración del sepulcro fue precedido de una investigación de los libros de fábrica por parte de los restauradores Ana Rodríguez y Rubén Compés que llevó a descubrir la historia del monumento. Sus 1900 años de historia. Aunque santa Mariña fue enterrada en el siglo II, ya en el lugar había rituales paganos anteriores. Y sigue siendo un sitio plagado de leyendas y magia. Desde las tres fuentes que brotaron en cada salto de la cabeza cortada a Mariña por negarse a casarse con un prefecto romano hasta que la tierra escupió los enterramientos de los obispos que se quisieron sepultar allí en los siglos XV y XVI. Leyendas que continúan hasta nuestros días.

En esos libros, los restauradores documentaron que las cuatro primeras columnas del monumento funerario que sirven de hornacina son de estilo visigodo (siglo IV), a las que se sumaron otras ocho y un basamento en el siglo XII. Un dato que corrige la antigüedad atribuida al sepulcro que se creía medieval como la iglesia, pero que es tan antiguo como el de Santiago de Compostela, del que es coetáneo en estilo y época, detalla Rodríguez. En el siglo XV se elevó el panteón y el obispo de Ourense lo mandó pintar. En la centuria siguiente, la iglesia sufrió un incendio. En el siglo XVII se le añadió el cimborrio labrado en madera, en cuya limpieza han estado trabajando los restauradores en las tres primeras semanas.

De la policromía original apenas se conserva nada, aprecian los especialistas. No solo se pintó por encima varias veces, sino que se lijó, se aplicaron capas sin aglutinantes que hicieron que se pegaran unas a otras creando una amalgama difícil de retirar. A ello se sumaron varios encalados y el hollín que ennegrece el sepulcro e impedía ver los colores.

Los restauradores de Dextra están retirando minuciosamente los repintes que pueden, consolidando aquellas capas que son homogéneas y están en buen estado, fijando la pintura y estucando. «También hacemos la restauración cromática de lagunas. Es el proceso que diferencia a un restaurador de un pintor. No es lo mismo reintegrar que pintar. Un restaurador solo reintegra, de cerca se ve que ha sido intervenido», aclara Ana Rodríguez.

«Es la primera vez que se hace una restauración de verdad»

La restauración del sepulcro de Santa Mariña de Aguas Santas tiene que estar terminada en diciembre. Además de la intervención en la iglesia, los restauradores también realizarán un proceso similar en las seis esculturas de madera policromadas que completan el conjunto. La principal es una escultura de santa Mariña, de época barroca.

Hasta ahora el baldaquino no había caído en manos de un restaurador profesional, considera Ana Rodríguez. «Es la primera vez que se hace una restauración de verdad. Hasta ahora habían sido casi atentados al patrimonio», sentencia.

La iglesia y todo el conjunto de Santa Mariña de Augas Santas son uno de los grandes atractivos del municipio de Allariz y desde su oficina de turismo envían continuamente a visitantes al templo. «A diario viene gente, de Jaén, Granada...», confirma la restauradora. Y es que el monumento sigue vivo y con leyendas y tradiciones que continúan, como el préstamo de tierra que se lleva la gente en un saquito y con ella se hace un té al que atribuyen propiedades para fomentar los embarazos, relata la restauradora.

El sepulcro está recuperando su viveza y colorido con la eliminación de la suciedad y el hollín, pero la iglesia -declarada monumento histórico artístico en 1931- tiene otros elementos de valor como un artesonado mudéjar del siglo XV y pinturas renacentistas, que también merecerían una restauración. De momento, es el panteón de la santa el que está recuperando un protagonismo que no perdió a pesar de las agresiones pasadas.