En su discurso de ingreso en la Real Academia Galega, en 1929, el ourensano lució «enxebreza» y universalidad
23 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.A las 8 de la tarde del 23 de febrero de 1929 comenzó en el salón de fiestas de la llamada Reunión de Artesanos de A Coruña un acto repleto de solemnidad y protocolo que tuvo como protagonista a un ourensano. El intelectual Vicente Martínez Risco ingresó en esa jornada en la
Real Academia Galega como académico de número, sustituyendo a Francisco Tettamaney.
Como cultísimo profesor de la Escuela Normal de Orense e ilustre escritor se refería a él la amplia crónica que La Voz de Galicia dedicó, hace 90 años, a aquel acontecimiento. Ilustrada con dos fotografías del acto, la información sobre la recepción académica se publicó al día siguiente, recogiendo las intervenciones de los ponentes y haciéndose eco del ambiente, distinguido e intelectual, de la sesión.
Una salva de aplausos acompañó la entrada de Vicente Risco en el salón, custodiado por los académicos Lugrís Freire y Castillo. Presidía Eladio Rodríguez, cabeza visible de la Real Academia Galega, y estaban presentes, además de académicos como Ramón Cabanillas, Vilar Ponte,
Carré Alvarellos o María Barbeito, los presidentes de otras academias -González Villar, de la de
Bellas Artes, y Rodríguez Rouco, de la de Medicina- y de entidades como la Diputación o la
Escuela de Comercio. Además, asistió una nutrida delegación de las Irmandades da Fala.
Un caso de licantropía
Es bien conocido que el discurso de Risco en su entrada en la Academia versó sobre un caso de
licantropía. Las peripecias de Blanco Romasanta, conocido como el hombre lobo de Allariz,
salieron de la crónica de sucesos y sobrepasaron las fronteras de la imaginación popular para
colarse, con rango de ciencia y academia, en los salones más ilustres del mundo intelectual del
momento.
El completo estudio presentado por Vicente Risco aquel 23 de febrero de 1929 no solo cautivó
al público presente sino que mereció encendidos elogios del poeta Ramón Cabanillas, encargado de la contestación protocolaria. Lo califica de «trabajo etnográfico de racial sabor folklórico, en el cual la sabiduría y la erudición de Risco han logrado agotar el tema en ese estudio analítico de un caso de licantropía y de las versiones, leyendas y creencias regionales recogidas en torno de aquél. Risco ofrece en este estudio -añade- una característica clara de su espíritu lleno de universalidad y de enxebreza a un tiempo, y ese trabajo por sí solo
justificaría el acierto de su elección como académico».
A mayores, informa La Voz, «Ramón Cabanillas, también en gallego, en lenguaje selecto, pulido y culto que, sin embargo, no sonaría a cosa extraña o artificiosa a cualquier aldeano de nuestras Mariñas o de nuestra comarca brígantiña», aseguró que «Vicente Risco hace largos años que tiene en la Academia asiento espiritual. El acto de ahora no es más que el cumplimiento protocolario de un acuerdo, ya que de hecho los estudios luminosos del nuevo académico han sido tenidos en cuenta en la Corporación mucho antes de este momento».
Recuerda Cabanillas el perfil del nuevo académico: «su actuación en las ‘Irmandades da Fala’ y
en la campaña nacionalista, su labor periodística en la prensa orensana, su conferencia en el
Ateneo de Madrid elogiada por el maestro de la escuela orientalista Roso de Luna, sus ensayos, sus novelas -ensayos o estudios novelados, según la modalidad defendida por Azorín-, sus monografías de carácter arqueológico, literario, etnográfico, mitológico, el esfuerzo desarrollado al frente de la revista ‘Nós’ y de otras publicaciones». Y afirma Cabanillas que, «como pocos, Risco puso todo el corazón en dar a nuestra tierra una fisonomía moral».
Cena en el Kiosco Alfonso
El presidente de la Real Academia Galega, señor Rodríguez González, «impuso luego la medalla de académico al nuevo miembro de número de la Corporación, dándose por terminado el acto que revistió extraordinaria solemnidad. Terminado el acto, los académicos residentes en La Coruña y otros distinguidos elementos locales obsequiaron con una cena íntima en el Kiosco Alfonso -admirablemente servida- a los ilustres Risco y Cabanillas».
«Galicia, aun en sus supersticiones, muestra su claro abolengo»
«¿Qué es un licántropo en la tradición popular? ¿Qué es un licántropo en psiquiatría? ¿Qué es en metapsíquica y en ocultismo? Se hace estas preguntas Risco y a ellas va respondiendo con método, claridad y erudición», detalla la información de La Voz de Galicia sobre el acto académico celebrado hace casi un siglo.
Y no regatea letras ni espacio para desglosar buena parte del contenido expuesto por Vicente Risco: «En Galicia y Portugal, la tradición del lobis-home es conocida y está viva y perenne. El lobis-home tiene que cumplir su fada, su fatum, su destino, ya nacido con él, ya contraído después de venir al mundo. De las diversas modalidades que la tradición popular atribuye a ese fenómeno de maleficio -continúa la crónica de La Voz- habla Risco extensamente: hechos, supersticiones, remedios que la misma superstición busca al mal; análisis de un relato típico -el de Loureses, el de la rapaza que comía mucha carne, caso sintético característico-; evocación de «o pigiro dos lobos y cita del Mowgly amamantado por la loba. Examina también la tradición licantrópica de varios países y otras especies de zoantropía que ofrecen sus tipos míticos en diversos pueblos». En la interpretación del mito, Risco aseguró ante los académicos que «la creencia en el lobis-home es supervivencia de ideas totémicas primitivas, arraigadas en el país y de las que aun personas educadas en medios cultos no han conseguido desprenderse. El lobo tuvo atributos de divinidad en la paganía; el Cristianismo condenó e hizo aborrecer al lobo como a todo lo paganamente divino. De ahí que ese animal no infunda hoy veneración, aunque haya sido tótem venerado en otro tiempo».
En cuanto al origen etnográfico-histórico, recuerda Risco que «el nombre lobo (wulf o wolf) aparece en muchos nombres toponímicos gallegos de estirpe germánica, derivados de nombres de guerreros que se los daban por su valor mágico y significación». La tradición francesa, la irlandesa, la galo-bretona, remiten a la misma idea: «Origen celta-germánico es, pues, el del mito del lobis-home, y conservar éste es para los gallegos, una ejecutoria de nobleza».
En una nueva página de su discurso de ingreso, Risco abordó el aspecto médico: «La licantropía no es, sin embargo, sólo una creencia. Es o ha sido también una enfermedad. Hubo licántropos, sin duda. ¿Cómo se explica esta locura? Para muchos alienistas modernos, es un síndrome al que vienen a dar enfermedades de diversos tipos, como la psicosis maniaco-depresiva, la degeneración mental, la esquizofrenia, la epilepsia impulsiva, etc. Pero ¿por qué los licántropos llegan a serlo y a obrar como lobos?».
Risco -cuenta La Voz- «expone su opinión de que el delirio zoantrópico espontáneo sea una supervivencia o reviviscencia atávica de un estado de espíritu de los hombres primitivos o de los salvajes de hoy. Y, en cuanto a la licantropía provocada artificialmente, la maldición es un mandato enérgico que, actuando sobre naturalezas histéricas, puede determinar el delirio zoantrópico en la víctima». Tras, en su parte final, hacer una referencia a la licantropía y el ocultismo, Risco hizo un ejercicio de modestia sobre su estudio, apuntando «la pequeñez de la labor ofrecida a la Academia». Aun así, concluyó, «basta con que deje en vosotros la verdad de que Galicia, aun en sus supersticiones, muestra su claro abolengo, el lustre de su casta: el mito del hombre-lobo es una pieza honorable de nuestro limpio blasón». El auditorio «siguió con atención creciente la interesante lectura del profesor Risco, tributándole aplausos calurosos en varios periodos y al final del notable discurso».
Una fundación ubicada en Allariz mantiene su memoria e impulsa la investigación
Además de en su obra escrita, la memoria de Vicente Risco permanece muy presente en la Galicia actual a través del trabajo de la fundación que lleva su nombre y que tiene su sede en Allariz, lugar de nacimiento de su esposa, Carmen Fernández. La vivienda familiar, un edificio del casco antiguo de la villa, se ha convertido en un centro de estudios e investigación, además de en un espacio de cultura y ocio en torno a la figura principal de Vicente Risco, pero también de su fallecido hijo Antón. Muebles y objetos ponen el calor humano en la primera planta del inmueble, que mantiene el sabor del antiguo hogar.
Fondos documentales, bibliográficos y plásticos han sido clasificados y están a disposición de los investigadores. Las tareas de estudio y creación se han impulsado con la convocatoria de premios de literatura y ciencias sociales. Además, la fundación ha abierto al gran público las puertas de la casa museo, adquirida en su día por el Concello de Allariz, no solo para visitas sino también para múltiples actividades, que van desde las exposiciones artísticas a las veladas musicales, pasando por los recitales poéticos o la presentación de libros. El teatro y la edición son otras actividades clave.
El tema sobre el que se basó el discurso de ingreso de Risco en la Real Academia, el hombre lobo, ha dado pie a un ya consolidado ciclo de conferencias y encuentros culturales que en noviembre de 2018 alcanzó su octava edición. La fundación fue constituida en 1995.