Fina Rei, el obrador de repostería de Allariz con medio siglo de historia: «Levamos toda a vida facendo amendoados»

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

ALLARIZ

Miguel y Manuel Mosquera, en el obrador de Fina Rei, en Allariz
Miguel y Manuel Mosquera, en el obrador de Fina Rei, en Allariz Santi M. Amil

Los padres de Miguel y Marcos Mosquera empezaron la producción local en 1971

04 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

María Josefa Rei y su marido, José Mosquera, abrieron su obrador de dulces en Allariz en 1971. Le pusieron el nombre de ella, Fina Rei, porque era la alma máter del proyecto. «Miña nai sempre foi moi boa cociñeira e a xente da vila ensinoulle a facer diferentes elaboracións típicas da repostería de Allariz», explica Miguel Mosquera. Él y su hermano Marcos cogieron el relevo del negocio. Dicen que crecieron entre harinas, almendras y azúcar. «Os nosos pais eran uns lambóns consumados. Cando abriron estaban buscando unha alternativa para criar a seis fillos, coa idea tamén de pór en valor a repostería local», añade Miguel. José, que había trabajado anteriormente como mecánico y carpintero, incluso del metal, construyó el horno y todos los aparatos que hacían falta para dar vida a la repostería. «Eran máquinas necesarias, aínda que non tiñan tecnoloxía punta. Incluso fixo a prancha da que saían as obleas dos amendoados», recuerda Miguel, que ya había nacido cuando sus padres abrieron Fina Rei. En aquel momento solo producían lo básico y tradicional. Su producto estrella eran, y siguen siendo, los almendrados y la tarta real. Lo hacían todo en un obrador y luego lo distribuían a diferentes puntos de venta en Allariz y alrededores.

«Eles comezaron no centro do pobo, no que hoxe é a Fundación Vicente Risco», recuerda Marcos, que nació cuando Fina Rei ya tenía tres añitos de bagaje. «De nenos, mentres a nosa nai cociñaba a comida, nós empaquetabamos. Levamos toda a vida facendo amendoados», añade. Con el tiempo la demanda empezó a crecer y sus dulces se hicieron imprescindibles en las mesas de vecinos y turistas. En los noventa llegó el primer cambio. «Modificamos a estética da casa e o envasado coa finalidade de que os produtos tiveran máis durabilidade e, desta forma, poder comercializalos máis lonxe, por Galicia e fóra dela», cuenta Miguel. «Aí tamén comezamos a facer os Anacos, que son pequenas boliñas de améndoa bañadas en chocolate», dice Marcos. Descubrieron el mundo del cacao y ya no lo abandonaron. Sumaron a su oferta los bombones, las tabletas artesanales y los turrones gourmet.

En los 2000 abrieron sus propios puntos de venta, una tienda en Allariz y otra en la rúa da Paz de Ourense. «Desta maneira conseguimos que a xente disfrutase dos nosos doces feitos no día», dice Miguel. «Sempre apostamos pola calidade e o artesanal», apunta Marcos. Este es el motivo por el que no pueden permitirse producir al por mayor, aunque durante un tiempo probaron a elaborar galletas de nata para Lidl. «Decidimos protexer a marca e seguir co que comezaron os nosos pais», explica Miguel.

Fina Rei es el sueño de un matrimonio que hoy, medio siglo después, se ha convertido en un referente de repostería gallega. «Estamos orgullosos de seguir aquí aínda que o esforzo é moi grande», termina Miguel. Tanto él como Marcos aman lo que hacen y de hecho en las reuniones de esta familia alaricana nunca faltan almendrados.