La casa rural Valderías lleva más de dos décadas acogiendo a sus huéspedes en un entorno de río y árboles
23 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Amparo Domínguez y sus cuatro hermanos son de Avión. Allí nacieron y allí crecieron pero cada uno tomó su camino profesional, hasta que en el 2001 decidieron apostar por su pueblo. Lo hicieron con el apoyo de tres de sus parejas. «Nos gustaba mucho estar aquí y quisimos crear algo en esta zona del rural», explica Amparo. El resultado fue Valderías, una casa rural levantada sobre los cimientos de una antigua fábrica de curtido de pieles, situada a orillas del río y rodeada de naturaleza. «Era un lugar totalmente destruido pero nos encantó la localización. Aquí no hay vecinos, solo árboles y aire puro. Así que la reformamos», recuerda. Esa parte del proceso le tocó a su marido y a dos hermanos. «Fue difícil porque estábamos arriesgándolo todo económicamente. Teníamos muchas ganas e ilusión, pero ninguna certeza», confiesa. Ahora que acaban de superar las dos décadas con este negocio familiar en marcha, han comprobado que su proyecto sí tenía futuro.
Dice Amparo que el entusiasmo sigue intacto. Valderías es una casa de cinco habitaciones donde priman la familiaridad y los planes al aire libre. Tiene un restaurante donde trabajan con plato del día, de lunes a viernes, y con carta, también los fines de semana. «Cocinamos también por encargo. Hay grupos de amigos o familias que viene mucho y nos piden platos concretos. Gusta mucho el cabrito al horno, nuestros pollos asados (que son caseros) y el cocido en invierno», admite. «Hay gente que viene cada día y otros que repiten todos los domingos. Para nosotros eso es el mayor reconocimiento. Estamos muy contentos y agradecidos a los clientes, que forman junto a nosotros una gran familia», dice Amparo. En verano triunfan las ofertas de tapeo para compartir al aire libre en su terraza. «Este es nuestro hogar y el de todos los que se quedan», termina.
