La gripe de 1918: nuevos y viejos datos

david simón lorda OURENSE

BANDE

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En 9 meses el número de muertos por cada 10.000 habitantes a causa de problemas respiratorios fue de 145 en Ourense

02 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La mal llamada pandemia de gripe española, en la que un nuevo virus de la gripe A se propagó rápidamente en tres olas pandémicas entre 1918-1919, mató a más de 50 millones de personas, una cifra superior al número de muertes asociadas con la Primera Guerra Mundial.

En los últimos años han ido apareciendo interesantes trabajos acerca de la pandemia gripal, llegando a analizar desde un punto de vista epidemiológico-histórico cómo fue la afectación y la mortalidad de las tres oleadas u ondas gripales que se produjeron en este período. Sobre España hay que destacar el trabajo publicado en la revista BMC Infectious Diseases en el 2014 que desglosa y analiza por provincias la afectación de la gripe.

La gripe se extendió inicialmente en la primavera de 1918 por el centro del país a partir de Madrid, pero fue una ola suave, positiva porque permitió a quienes la padecieron inmunizarse de los nuevos ataques; en otoño de ese 1918 llegó la peor parte, cuando murieron millones de personas en el mundo tras una mutación del virus, y ahí Galicia salió altamente perjudicada, especialmente las provincias de A Coruña y Ourense; la tercera ola, la del invierno, afectó más a Lugo, pero con unas cifras de mortalidad infinitamente más reducidas que el trimestre anterior.

Entre agosto de 1918 a abril del 1919, el número de muertos por cada 10.000 habitantes a causa de problemas respiratorios fueron 145 en Ourense, 127 en A Coruña, 110 en Lugo y 89 en Pontevedra. En España, 92.

En Ourense, dicha epidemia produjo en 1918 el crecimiento vegetativo de la población más bajo en toda la primera mitad del siglo XX en Ourense (incluyendo los años de la guerra civil y la posguerra). Hubo 16.412 muertos en 1918, el doble de la media de los 5 años previos o los cinco posteriores.

En otoño de 1918 y dado el cariz que iba tomando la epidemia gripal, tras un acuerdo entre gobernador civil, presidente de la Diputación, alcalde de Ourense y el obispo, se habilitó para atención a los enfermos el edificio del Círculo Católico de Obreros, situado en la calle Vicente Pérez (hoy Paseo), para trasladarlo posteriormente al edificio de los Hermanos Maristas (actual sede de la Delegación del Ministerio de Defensa) situado a su lado. En el Círculo Católico quedó instalada una Estación de Desinfección de ropas.

El único hospital público existente en la capital era el Hospital Provincial (Beneficencia) de As Mercedes -perteneciente a la Beneficencia y gestionado por la Diputación- , ya que aún no estaban concluidas las obras del Hospital Modelo de As Lagoas (iniciadas en 1910 y concluidas en 1930). En el Hospitalillo Municipal de Epidémicos, ya situado en el edificio de la actual sede de la Subdelegación de Defensa, se instaló en la planta baja la hospitalización para mujeres y el botiquín; en la primera planta se hospitalizaban los hombres, y estaba la zona de desinfección, despachos y oficina de registro.

En el Hospitalillo ingresaron a 177 enfermos y fue atendido por seis médicos (José Nogueira Mera, Francisco José Rionegro Díez, Ubaldo Álvarez, Jesús Taboada, Manuel Bouzo, Eire Santalla), dos practicantes de cirugía menor (Eduardo Fernández y Luis González), seis Hermanas de la Caridad, dos enfermeros (Alejandro y Abelardo Guitián), un desinfector (Bricio Serantes), dos camilleros y tres estudiantes de Medicina (Carlos Guitián, Julio García Pérez y Roberto Tizón Aguiar). Hubo además intenso trabajo por parte del Laboratorio Municipal, dirigido por el farmacéutico José Fernández Martínez, quien intervino en más de 400 pisos y casas para labores de desinfección, aparte de repetidas desinfecciones en lugares especiales como asilo, cárcel, matadero, Casa del Ayuntamiento, Círculo Católico... utilizando cal y sulfato de cobre, amén de otras intervenciones (azufre, creolite, zotal...).

Se dieron muchas noticias en prensa local, regional e incluso en los diarios galaico-cubanos como El Eco de Galicia, acerca de la situación de la epidemia en pueblos y villas de Ourense en el otoño de 1918. Así, en La Región, hay reseñas de los corresponsales de Verín, Barbadás, Bande, Ribadavia…

Prohibidas las visitas a los cementerios en Difuntos

Por orden del gobernador se suspendió la feria mensual de septiembre y las visitas a cementerios y celebraciones del día de Difuntos de 1918.

Unos meses más tarde, en mayo de 1919, el médico ourensano Gumersindo Parada Justel, hermano del famoso pintor, da una conferencia en el Ateneo de Madrid acerca de la pandemia gripal y del tratamiento de la gripe. El galeno publicará en Ourense pocos meses después un librito con la conferencia titulado La grippe endémica y la epidemia grippal de 1918. Juicios Clínicos. Conferencia pronunciada en el Ateneo de Madrid el 2 de mayo de 1919. Se editó en la Imprenta de A. Otero en Ourense. Se adscribía a los defensores de que la gripe podría estar causada por un virus filtrable. El librillo de Parada Justel junto con el Manual completo de la Gripe publicado por el médico Rodríguez en A Coruña en 1918, son tal vez una de las pocas o únicas publicaciones monográficas realizadas por médicos gallegos acerca de la pandemia de gripal.

Años después de la epidemia, en julio de 1922, se inaugura el Pabellón Sanitario de Mariñamansa, construido por suscripción popular y entregado al Ayuntamiento por la Comisión que administraba los fondos recaudados con motivo de la epidemia gripal de los años 1918-1919. El Ayuntamiento había entregado los terrenos, y la Iglesia, la nobleza (la Condesa de Oselle) y la banca local (Hijos de Simeón) apoyaron la iniciativa financiera y políticamente. Constaba de dos cuerpos con anchos ventanales y se asentaba en donde antaño había estado «el Circo Taurino, a pocos pasos de la carretera de Villacastín a Vigo». En la inauguración el doctor Rionegro manifestó: «Aquí, en este mismo terreno en donde no hace mucho tiempo luchaban los hombres con las fieras van a luchar ahora los hombres de Ciencia contra los microbios». Fue destinada a Cárcel municipal en algunos períodos hasta los años 40.

En 1918-1919 la pandemia gripal supuso un reto para la sociedad ourensana de la época y un espaldarazo al proceso de articulación política de una Sanidad Civil en todo el Estado. Un siglo después es un claro recordatorio del impacto en la salud pública que este patógeno sigue ejerciendo sobre la población mundial.

David Simón es psiquiatra, historiador e investigador