Un ourensano que pasó 70 días en la uci ve absurdas e insuficientes las nuevas restricciones

BARBADÁS

Óscar Silva se trasladó este sábado al municipio de Barbadás para poder estar con amigos: «Escapamos de la ciudad porque no estamos de acuerdo con la medida»
05 oct 2020 . Actualizado a las 19:25 h.Un buen número de ourensanos decidieron escapar de la restricción acudiendo a los concellos que rodean a la capital. Barbadás es uno de los más cercanos, de ahí que este sábado fuese fácil ver a grupos de personas no convivientes, vecinos de Ourense. Entre ellos, en una de las terrazas de la calle principal de A Valenzá, se encontraba Óscar Felicio Silva con dos amigos. Este uruguayo de 58 años pasó más de setenta días en la uci por culpa del coronavirus, mes y medio en coma inducido. Su situación llegó a ser tan crítica que en varias ocasiones se temió por su vida. Estando todavía hospitalizado, ya en planta, celebró su último cumpleaños, rodeado de los profesionales sanitarios que llevaron su caso.
Silva trabajaba de ayudante de cocina en una brasería, que llevaba ya un par de semanas cerrada por la cuarentena cuando se contagió de coronavirus, a finales de marzo. No sabe dónde se infectó pero en su casa también pasaron la enfermedad, aunque de forma muchísimo más leve, su mujer, su hija y su nieto. El uruguayo pasó tanto tiempo en el hospital que llegaron a conocerle los médicos de todos los turnos.
Todavía está en rehabilitación y de baja. «Me van a quedar secuelas en los pulmones y es posible que no pueda volver a trabajar. A veces me fatigo solo por hacer el esfuerzo de hablar y todavía tengo que recuperar mucha masa muscular», decía Óscar. Por un lado considera que la nueva restricción impuesta en la capital, que limita los contactos a las personas con las que se vive y que él esquivó trasladándose a Barbadás, es «absurda». Pero, acto seguido, afirma que no es suficiente para controlar los brotes. «Pienso que las cosas se están haciendo mal, que así no se van a parar los contagios porque la gente sale de la ciudad. Puede que la mejor opción sea un confinamiento de nuevo, tomar medidas más estrictas», apunta.
Silva justifica el hecho de trasladarse a Barbadás para poder disfrutar en compañía de gente con la que no convive. «Nosotros somos un grupo de cuatro amigos que quedamos cada fin de semana y no estamos en contacto con nadie más. Nos cuidamos mucho», afirma. En esto le daban la razón sus acompañantes. «Escapamos de Ourense porque no estamos de acuerdo con la restricción», decía Paco Domínguez, amigo de Óscar.
Concellos próximos a la ciudad temen un repunte de casos de covid
Decenas de vecinos de la capital trasladaron su vida social a otros municipios
Este sábado entró en vigor la restricción que impide a los vecinos del concello de Ourense reunirse con personas no convivientes. En la ciudad, por desconocimiento o por insumisión, se veían grupos que no cumplían con esta norma. Hubo también quien la acató literalmente y otros que mantuvieron su vida social sin incumplirla: optaron por salir del municipio y pasar el día en concellos próximos.
En Allariz ayer se juntaron la feria y las Xornadas de Carne de Boi. «Hemos venido aquí a comer para poder estar juntos», decía Juan Sánchez. «Llamamos al restaurante para cerciorarnos de que nos iban a dejar entrar», apuntaba su pareja. Compartían mesa con otro matrimonio llegado desde la capital. «Esta restricción es excesiva. Es una aberración que dos personas no puedan tomar un café porque no viven juntas», señalaba Carlos Rodríguez.
Para la alcaldesa de Allariz, la nacionalista Cristina Cid, la medida no es adecuada: «Creemos que o que vai provocar é o traslado da problemática aos concellos de arredores. Estamos á expectativa e moi vixiantes para garantir a seguridade e evitar os contaxios».
Lo mismo opina su homónimo en Barbadás, el socialista Xosé Carlos Valcárcel: «Esta restrición aféctanos directamente xa que a nosa fronteira coa capital é unha glorieta. Estamos reforzando a presenza de Garda Civil e da Policía Local porque xa vimos indicios na xuventude de trasladar actividades de ocio ilícito como o botellón aquí, con mensaxes coma ‘Siempre nos quedará A Valenzá’».
