El alcalde de Beade (a punto de cumplir 78, 43 años en el cargo) es una persona a la que hay que conocer. Lo mismo te dice por teléfono que solo concede entrevistas en persona, que no te quiere hablar o que te invita a un vino en el bar del pueblo. Ahora que ya no organiza misa por el 20-N ni tiene foto de Franco en el despacho Senén Pousa sigue empeñado básicamente en una cosa: tener la razón. Una sentencia acaba de condenar al Concello de Beade a algo muy simple: a contestar a lo que se le pregunta. A «satisfacer el derecho fundamental de petición del demandante», dice el texto dictado por el juez. El demandante, que es un abogado que está llevando esa iniciativa a varios puntos de España, reclamó que se retiren las menciones y los símbolos franquistas pero también que se elabore un catálogo de vestigios de la Guerra Civil y la dictadura. Y la sentencia viene a decir, oiga mire, por lo menos conteste. Parece que no lo tiene muy claro el alcalde de Beade, que lo mismo te dice una cosa que te dice la otra. Y que como primera justificación asegura que en su despacho no hay ninguna foto de Franco como si ese fuese el debate, que no lo es. Un debate del que él siempre ha renegado pero que recupera, con la sentencia en la mano, para no hablar precisamente de la sentencia. O para no hablar mucho, al menos. Lo mejor de todo son sus argumentos para desvincular la calle Caudillo, la principal del pueblo, del debate generado en torno a la memoria histórica. «A rúa Caudillo non ten nome algún. Non se refire a ninguén en concreto». Lo dice y se queda tan tranquilo, de verdad. Acabáramos. ¡A ver a quién en este país se le ocurre pensar en Franco y en la dictadura si ve una calle bautizada como Caudillo!
A Senén Pousa, a estas alturas de la vida, ya no lo cambia nada. ¡No lo quiso cambiar su partido, va a cambiar él solo! La cosa es que en el mundo en el que vivimos se supone que las sentencias hay que cumplirlas. Aunque es probable que esto lo tenga tan claro Senén Pousa como el exalcalde inhabilitado de Melón.