Diego Prieto se inició en el instrumento casi de rebote y ahora se ha convertido en su medio de vida
18 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.La vida está llena de causalidades que hacen que cambie de manera radical o al menos coja caminos que uno no tenía pensado transitar. Aunque no siempre fuesen felices en el primer momento, estas han marcado la vida de Diego Prieto González (Castro Caldelas, 1984). Tenía apenas nueve años cuando en el colegio comenzaron a impartir baile tradicional. Diego se apuntó ilusionado, pero poco le duró. «A profesora díxome que era arrítmico e que non valía», recuerda. Al verle disgustado, sus compañeros le animaron a probar con la gaita. Se enganchó. Recuerda la ilusión que le hizo a su abuelo —vivía con los padres de su madre, Avelino y Consuelo— el anuncio, así que no dudó en comprarle un punteiro. «Aínda o conservo como un tesouro, porque sei o esforzo económico que supuxo», relata. Aquellas clases pronto se acabaron. En el 2000 Diego entró en la banda de gaitas Os Trabazos para después saltar a la escuela de la Diputación. Y llegó el parón. Trabajaba como electricista y viajaba por diferentes puntos de España, así que aquella vida era incompatible con tocar. Hasta que en el 2012, pasando las vacaciones en la aldea de Susaus, un vecino le hizo la pregunta que lo cambió todo de nuevo: «¿Acórdaste de como se toca?». «¿E como non hei acordar?», le contestó Diego. Los dos fueron los gaiteiros de las fiestas aquel año. Se reenganchó: «Xa non deixei a gaita máis». Siempre con ansia de aprender, fue alumno de Óscar Ibáñez y después de Daniel Bellón. «Empecei a ir a Fene para dar clases con el e aínda sigo indo para algunha cousa puntual», cuenta.
El caldelao compaginaba su afición por la gaita con la electricidad, hasta que una lesión en la espada le llevó a dejar el trabajo. Aprovechó el tiempo para sacarse el título del Conservatorio y decidió abrir un canal de Youtube, de nombre Tradigaita, en el que se dedica a entrevistar a gente relacionada con la música tradicional. Vio que funcionaba y se animó a dar el salto y abrir su propia escuela. Tradigaita está en Ourense, aunque Prieto también imparte clases de gaita y percusión en el colegio de A Arnoia, en una asociación de Barbadás y en la escuela de música tradicional de Castro Caldelas. «Hai moitísimo futuro», dice. Además, saca tiempo para investigar sobre la historia de Os Trabazos.
Habitual de los concursos —ya retirado, «agora é o momento dos alumnos», dice— atesora más de una veintena de premios y presume de haber representado a Galicia en el Festival Intercéltico Lorient hasta en tres ocasiones. Y está feliz. «Perdín saúde e por iso non podo traballar, pero tamén gañei saúde, porque a calidade de vida é outra», dice. Serendipia.