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La provincia procesiona pasos con tallas realizadas entre el siglo XVI y el XX

CELANOVA

La reproducción del camarín del Santo Cristo, de los hermanos Rivas, se estrenó en 1967
La reproducción del camarín del Santo Cristo, de los hermanos Rivas, se estrenó en 1967 . Antonio Cortés< / span>

Gran parte de las obras fueron realizadas por escultores anónimos

24 mar 2016 . Actualizado a las 17:23 h.

Desde hoy y hasta el próximo domingo las calles de muchas localidades de la provincia acogerán el paso de numerosas tallas que conforman el legado artístico de una importante colección de autores. Si bien la mayoría de estos artistas no presume de relumbrón en el mundo de la imaginería, sí lograron despertar y mantener la devoción de los ourensanos hasta el día de hoy. Las obras recorren cuatrocientos años de historia, aunque un alto porcentaje son encargos realizados en el siglo XX, coincidiendo con una etapa de recuperación de la tradición de estas manifestaciones de devoción popular.

Atendiendo al valor artístico destacan algunas del conocido como Maestro de Sobrado, escultor del siglo XVI del que se desconoce su nombre pero que es estudiado como uno de los imagineros destacados. Se le atribuyen, entre otras, dos piezas que salen en la procesión del viernes en la capital: el Cristo flagelado, que se acoge en el Museo de la Catedral, y el Cristo sentado sobre la piedra fría, que sacan los vecinos de Velle. En Celanova procesionan varios pasos destacados como el Cristo atado a la columna, o flagelación, que data del XVII y cuyo autor también es desconocido. «No tenemos tallas realizadas para Semana Santa por artistas destacados de aquí y por desgracia gran parte de nuestro arte religioso es anónimo, salvo lo más contemporáneo», resume Miguel Ángel González. El profesor, historiador y archivero de la Catedral recuerda que hay, sin embargo, piezas artísticamente singulares, como un busto de la Dolorosa, de escuela vallisoletana de finales del XVII que ya no procesiona por su deterioro -fue sustituida por otra talla del siglo XVIII-, se atribuyó inicialmente a Gregorio Fernández pero ahora se cree que es de sus discípulos los hermanos Sierra. Tampoco sale ya, por deterioro, el cristo de la parroquia de Santo Domingo, del siglo XVIII.

Pero el barroco dejó otras obras de calidad y coloristas. Piezas articuladas como las que recupera este año Oímbra o el propio Cristo yacente que se saca en la ciudad; y otras de estilo más popular como las de las Ermitas y las de San Pedro de Moreiras. De esa época procesionan también obras «de bastidor», que en realidad son armazones que se visten pero solo tienen tallados la cara y las manos.