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Artesanos del queso hecho en Celanova

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

CELANOVA

La familia Feijoo-Hierro, al frente de la fábrica desde 1949
La familia Feijoo-Hierro, al frente de la fábrica desde 1949 ALEJANDRO CAMBA

En la familia Feijoo Hierro llevan más de setenta años elaborando del país, en barra, curado o también de cabra y oveja

28 jul 2022 . Actualizado a las 13:16 h.

La historia de la fábrica de Quesos Feijoo viene de largo. Todo comenzó en 1949. «Bueno, era unha pota na que o leite collía chamusco as veces e había que tiralo», confiesa Celsa Hierro. Habla del negocio que tenía su prima Talita. «Comezamos cunhas cubas de latón e usabamos os botes de sardiñas con cuñas de madeira para prensar e gardar o queixo», recuerda. De ahí el proyecto pasó a manos de sus tíos, luego de sus padres y finalmente apareció la figura de su marido, Manolo Feijoo, que con solo 25 años apostó todo por modernizar y convertir el negocio familiar en una auténtica fábrica industrializada. Fue a principios de los setenta y la cosa funcionó. Estaban especializados en queso del país y de barra. «Traballábamos moitísimo, sábados, domingos e festas de gardar. Faciamos uns dos mil queixos diarios», dice Celsa. «Sacábannos o queixo das mans», apunta Manuela, hija del matrimonio que dio vida al Quesos Feijoo que conocemos hoy en día. Ella mamó el proyecto desde niña y se sumó a él cuando tuvo edad. Lo mismo hizo su marido, José Manuel Alonso, y ahora también el hijo de ambos, Julio, que es ingeniero agrícola.

Hablando con los vecinos descubrieron que sus consumidores querían probar nuevos quesos y así se lanzaron a hacerlos también con leches de oveja o de cabra. El primer mezcla que elaboraron fue idea del patriarca del negocio, Manolo Feijoo, y llevaba nata de oveja. «Pero cando curaba un pouquiño, enranciaba e había que tiralo», dice Julio, que cogió el relevo cuando sus abuelos se jubilaron, en el 2015. «Aínda que é unha xubilación galega, porque a miña avoa non sae de aquí, supervisa e axuda con todo», confiesa el que es afinador de la casa, quien selecciona las piezas y comprueba su maduración. Él propuso el cambio de nata a leche de oveja y funcionó. Esa la traen de Castilla y León y la de vaca viene de Lalín. Necesitan diez litros para conseguir un kilo de queso, porque lo hacen de manera artesanal. Fabrican una decena de variedades. A la barra y a la tetilla se suma el Hispánico, que lleva nata de oveja y leche de vaca y lo hacen curado y semicurado. Preparan el Ibérico, que mezcla vaca, oveja y cabra y tiene varios premios internacionales. También está galardonado su Trisquel, un camembert puro de cabra. Elaboran un brie, que consiguió una medalla de plata en los premios de Lion y se llama Longa Noite. Y su puro de oveja, que tiene cuatro meses de maduración en bodega, y acaba de ganar el Premio Cincho de Oro de este año. «Para nós é unha honra moi grande porque aquí o ingrediente fundamental é o esforzo e o cariño», termina José Manuel. Los Quesos Feijoo forman parte de la historia de Acevedo, en Celanova, y llevan más de setenta años contando la de su tierra a través de sus productos.

ALEJANDRO CAMBA