
El Obispado de Ourense ignoraba la celebración eucarística en honor de la virgen Conchita del pasado sábado en Meréns La Fe, la primera de las virtudes teologales, mueve montañas. El Diccionario de la Real Academia Española la define como «luz y conocimiento sobrenatural con el que sin ver se cree lo que Dios dice y la Iglesia propone» o como «un conjunto de creencias de alguien, de un grupo o de una multitud de personas». Tan alto poder no puede pasar desapercibido pero tampoco se debería, aunque es obvio que sí se puede, jugar con él. La utilización de las creencias religiosas, sobre todo con fines poco claros y para beneficio propio, pone de manifiesto la necesidad existente en la sociedad actual de crear «santas» para aliviar penurias en el nuevo milenio.
13 ago 2001 . Actualizado a las 07:00 h.A Conchita Alonso, más conocida por sus acólitos como la virgen Conchita, se le pueden achacar desde curaciones milagrosas a autolesiones pero, desde luego no el ser alguien que pase inadvertido. La celebración de una eucaristía en su honor durante la mañana del pasado sábado en la iglesia de San Cibrán de Meréns así lo demuestra. A la reticencia de los vecinos de esta pequeña localidad del Concello de Cortegada a manifestarse, al menos abiertamente, sobre este acto de devoción se suma la sorpresa del Obispado de Ourense, por tan peculiar acto religioso. Desconocimiento total y absoluto: «No sabemos de lo qué se trata ni sabemos de qué va la cosa», señalaron ayer fuentes de la máxima institución religiosa de la provincia ourensana. Motivo por el que tampoco quisieron entrar en valoraciones más amplias. Desmienten, eso sí, la existencia de una autorización expresa para la utilización de la iglesia de Meréns como escenario de la particular eucaristía ya que nadie lo solicitó. Niegan también que el sacerdote que ofició la liturgia fuese de Ourense, como apuntaron algunos de los presentes, ante la ausencia hasta el final de la misa del párroco titular. La vida y obra de la virgen Conchita sí es conocida, sin embargo, en el Obispado, aunque únicamente por referencias: «Sólo por lo que sale en los medios de comunicación». Fuentes de la institución religiosa aclaran además al respecto que como residió fuera mucho tiempo, en Cataluña, no pertenece a la congregación gallega. La Iglesia ourensana puntualiza también que en ningún momento se ha propuesto el reconocimiento de las curaciones que le achacan sus seguidores a la virgen Conchita: «Nunca se planteó porque no sabemos lo que pasó, además hablamos de un proceso larguísimo», dicen. No es un hecho que parezca preocupar a los numerosos fieles que peregrinaron el sábado hasta Meréns, ya que sin ningún rubor iniciaron la celebración eucarística anunciada inicialmente en honor de la virgen Conchita elevándole el rango al de santa. Su devoción es tan absoluta y su fe tan ciega que todo es poco a la hora de venerar a esta polémica mujer. Eso sí, se detecta algún resquicio de temor al hablar de ella sin tener la autorización expresa del hijo, Luis, gran artífice de este fenómeno, ¿religioso?.