«O peor é que se carbonizou o pobre cadeliño, é o que te deixa máis triste»

sindo martínez MONTERREI / LA VOZ

MONTERREI

Sindo Martínez

Un incendio calcina un almacén a una familia de Monterrei a la que el temporal arruinó un cobertizo hace días

08 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La mala suerte no ha dado tregua en los últimos días a la familia de Agustín Alonso, un agricultor de Flariz (Monterrei). La fuerte ventisca de la semana pasada destrozó parte de la techumbre de una nave en la que guardan su tractor. La chapa de la estructura superior de la edificación quedó muy dañada. Pero lo peor llegó el lunes. Pasadas las diez de la noche y con la familia ya en su casa, un vecino dio la alarma. El almacén ubicado a una veintena de metros de su domicilio, en el que guardaban buen parte de sus posesiones, estaba ardiendo. «Non houbo tempo para facer nada», relata Agustín Alonso, el dueño de la casa no habitada, usada como improvisado taller desde hace años. «Cando chegaron os bombeiros puideron evitar que o lume se espallara as dúas casas ao lado da nosa, pero non puideron facer nada máis», asegura este vecino.

La familia estaba ayer a mediodía apesadumbrada. La esposa de Alonso, María del Carmen Fernández, con todo, no lamentaba tanto la maquinaria quemada, ya que lo peor fue que la mascota de la casa también quedó reducida a un trozo de carbón. Los restos calcinados del pequeño perrito de tres años, Duque, estaban junto a su caseta, en un lateral de la vieja vivienda ardida. «Tivo moi mala morte o pobre cadeliño. Iso é case o que te deixa máis triste», se lamentaba.

La causa del fuego es desconocida para los propietarios. «Non sabemos se puido ser un curtocircuíto. Non temos nin idea», expresa Alonso. El cálculo de lo perdido no ha podido evaluarlo, pero se trata de muchos miles de euros. Además de la estructura de una casa de unos 80 metros cuadrados, se quemaron, entre otros objetos una soldadora, una lavadora, un gran número de herramientas, un taladrador, una cocina o un equipo de música.

Quedaron destrozados más de una veintena de bienes y máquinas, algunos de ellos con un valor por encima de los 700 euros.

La familia fue apoyada por el Concello de inmediato. Alonso asevera: «O alcalde díxonos que fixéramos un inventario dos obxectos calcinados e tamén que sacásemos fotos do incendio a ver como nos podían axudar».  «Estamos feitos polvo xa que son dúas desgrazas en moito pouco tempo», resume María del Carmen.

Ahora queda trabajo adicional: retirar todo el material calcinado. «Teremos que reunilo todo e chamar ao persoal do punto limpo para que o leven». Además, hay otras cuestiones engorrosas. Buena parte de la documentación personal del dueño, como su carné de conducir, también se quemó. El almacén, ubicado en la principal calle de la aldea, no estaba asegurado.