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Las bodas se aplazan ante la incertidumbre

María Cobas Vázquez
maría cobas O BARCO / LA VOZ

O BARCO DE VALDEORRAS

Boda en el Pazo do Castro, en O Barco de Valdeorras
Boda en el Pazo do Castro, en O Barco de Valdeorras Cedida

El sector afronta un verano inusual en el que apenas habrá casamientos hasta septiembre

14 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Las bodas, sobre todo las de verano, hay que planificarlas con mucho tiempo. En Ourense todavía no está muy implantada la costumbre de casarse en viernes o domingo, así que los sábados se agotan con relativa facilidad. Siempre hay opciones, pero si uno tiene muy claro el lugar en el que casarse, el fotógrafo, la discoteca móvil y la wedding planner que quiere, hay que andar rápido y contratar con tiempo. Es por eso que cuando la pandemia mandó parar y comenzó el confinamiento, los restaurantes ya tenían el verano a tope de bodas. Pero claro, la incertidumbre primero y las restricciones después provocaron que poco a poco desde marzo se haya ido sucediendo una cascada de anulaciones para este verano, y, en cambio, el de 2021 se prevea como el gran año de las bodas, porque se casarán muchos de los novios que tenían previsto hacerlo ya, y los que lo estaban planeando para el próximo. Y, en algunos casos, hasta tendrán problemas para encontrar fecha. Lo constatan algunos de los establecimientos de referencia en la provincia. Este año al menos hasta agosto (y todavía pendientes de un hilo en muchos casos) no habrá bodas. Y en cambio encontrar fecha el próximo verano se está antojando ya complicado.

PAZO DO CASTRO

Precios especiales para julio. En el Pazo do Castro en O Barco de Valdeorras reabrieron esta semana para afrontar un verano complicado. «Está todo cancelado para el año que viene, las bodas y las comuniones», cuenta su gerente, Montse Rodríguez. «La mayoría de la gente viene de fuera, sobre todo de Madrid, y no saben si van a poder venir; y hay gente que tiene invitados del extranjero y si son mayores hay gente que no puede, por ejemplo en Reino Unido no dejan viajar a los mayores de 70 años», cuenta Rodríguez. Todavía se mantienen algunas citas para septiembre y octubre, en estos casos con los novios pendientes de ver cómo van las cosas. Asegura que aunque hay novios que dicen que su boda va adelante «sí o sí», otros tienen miedo. Por eso hay muchas fechas libres, por lo que Rodríguez ha lanzado una promoción especial para julio. Aquellos que quieran casarse en el Pazo do Castro el mes que viene disfrutarán de precios especiales.

PARADOR DE SANTO ESTEVO

Dudas sobre las normas. «Estamos a la expectativa, a la espera de las instrucciones de Sanidad. A la gente le preocupa el aforo y si van a tener que usar mascarilla, y a nosotros además si hay que cambiar el protocolo, porque en el cóctel de bienvenida los invitados comparten fuentes y platos, y no sabemos si eso va a poder ser», explica Miguel Castro, director del Parador de Santo Estevo (Nogueira de Ramuín). Dice que los novios de agosto a estas alturas «resisten», pero en julio solo tienen una fecha ocupada. «La mayor parte de las bodas se suspendieron porque había duda de si podrían venir», señala. Se han ido cancelando las de este año, pero se han ido contratando otras nuevas. Para garantizarse la fecha que quieren, muchos novios contratan con el parador hasta con año y medio de antelación. Y eso no ha parado durante el confinamiento. «Hemos ido contratando bodas para el próximo verano con parejas que ni siquiera han visitado el parador», señala el director de Santo Estevo. Incide en que con la preferencia por agosto (en muchos casos porque es gente que vive fuera y es cuando pueden juntarse todos) se ha ampliado el abanico de días y ya hay bodas fijadas los domingos y los viernes. Cuenta Castro que todavía hay fechas libres para 2021, pero también mucha demanda. Más fácil lo tendrían este año novios que se decidiesen por este verano. «Fechas y ganas tenemos si alguien se quiere casar en julio, el problema sería a estas alturas confirmar el aforo», resalta Castro.

Boda en Couso Galán
Boda en Couso Galán Miguel Selas

ALDEA COUSO GALAN

Completando agenda. En Aldea Couso Galán (Sarreaus) este verano se prevé flojo. «Algunos novios se atreven para final de año, de octubre a diciembre, pero el tiempo no acompaña normalmente y se lo están pensando», señala Ana Peiró, la encargada de eventos. Julio y agosto no serán este año meses de bodas, las citas que siguen vigente son los bautizos o las comuniones, por ser reuniones más pequeñas. «La gente aplaza la boda porque para mantenerla habría que prescindir de invitados o porque tienen familiares de riesgo a los que no quieren exponer», añade Peiró. Por eso 2021 se está ya copando de celebraciones. «Todavía hay fechas libres, pero también tenemos ya muchas reservadas, de gente que ha pospuesto este año y de gente nueva que tenía previsto casarse el año que viene y que ahora viendo que se quedaba sin fecha ha ido más rápido a contratar para tener lo que quería». El sábado sigue siendo el día preferido por los novios para celebrar su casamiento. 

Boda en el Pazo de Bentraces
Boda en el Pazo de Bentraces ÁLVARO ARRIBÍ

PAZO DE BENTRACES

Adaptarse a las nuevas fechas. En el Pazo de Bentraces (Ourense) este iba a ser su tercer verano desde la apuesta clara de la propiedad por los eventos, después de que en 2018 realizasen una inversión potente para preparar el espacio para convertirse en uno de los lugares de preferencia para los novios. Cuenta su propietario, Guillermo Vázquez que las bodas del primer bloque del verano (señala agosto como la frontera) se han ido moviendo todas, mientras que las del segundo están a la espera de ver qué pasa. «Hay de todo, pero la mayoría de los novios en función de si traen invitados de fuera prefieren cambiar la fecha. Nosotros intentamos adaptarnos a las fechas que quieren a pesar del perjuicio que supone tanta cancelación, pero también contando con su solidaridad para adaptarse un poco a otras fechas», señala Vázquez. «Una boda del primer bloque de verano se va para octubre, y un plan C sería el año que viene; porque hay tantos quizás que a veces no sabes qué decir», señala el restaurador. Están intentando que el próximo verano haya bodas los viernes y los domingos, pero Vázquez reconoce que está costando, aunque ya tiene algunos viernes del 2021 ocupados. 

Boda en el Paladium en Vilamartín de Valdeorras
Boda en el Paladium en Vilamartín de Valdeorras

PALADIUM

Marcados por los problemas de movilidad. En el complejo hostelero Paladium de Vilamartín de Valdeorras Jennifer Álvarez da el verano por perdido. Las bodas previstas para julio y agosto están canceladas, y solo se mantiene algo en septiembre y octubre. «La gente tiene miedo, miedo de contagiarse y también miedo por los mayores, que ya no van», cuenta. A esto se une el problema de la movilidad. «La mayoría de las bodas tienen invitados de fuera y no saben si van a poner venir; y en algunos casos hasta los novios están fuera, por lo que no han podido ni venir a probar el menú, así que prefieren cancelar». Ya el próximo año empieza a estar lleno de fechas, «aunque como tenemos dos salones, nosotros tenemos más fácil ofrecer las fechas que quieren los novios».

María Pérez, trabajando en una de las bodas que organiza
María Pérez, trabajando en una de las bodas que organiza

María Pérez: «El 2021 va a ser un año muy intenso»

María Pérez Cortizo tendría que estar agotando los últimos fines de semana libres antes de un verano lleno de bodas, pero la wedding planner tiene la agenda libre en julio y agosto. «Ahora mismo, salvo una pequeña al aire libre en julio, todas las bodas que teníamos se han ido al 2021», explica la impulsora de Minnesota Garden. La que sigue marcada es porque son 80 invitados, y según lo que se va sabiendo, será posible celebrarla. Hay otra más en septiembre que se mantiene a la expectativa. «La mayoría de la gente ha decidido posponerlas, ante la incertidumbre y porque el ambiente no es el más favorable», relata Pérez.

Entiende la organizadora de bodas que los novios prefieren aplazar a estar con la angustia de no saber si podrán celebrar la boda como habían soñado. «Muchas parejas traen invitados de otros países, y viendo cómo está la cosa, prefieren posponer», cuenta. Dice que al principio del confinamiento empezaron a aplazar los eventos hacia finales de año, y puede que alguna boda se celebre en octubre, pero la mayoría de la gente ha preferido ya marcar un día en el 2021.

No solo están señalando fecha los novios de este año. También los que tenían en mente casarse el próximo año se han puesto las pilas. «Es la primera vez en cinco años que tenemos tantas solicitudes de presupuestos. En abril la gente comenzó a cerrar ya para el próximo año, cuando lo normal es que sea a finales de verano cuando empezamos a cerrar lo del siguiente. El 2021 va a ser un año intenso, se prevé un año de muchas bodas y de mucho estrés». De hecho, asegura que hay clientes que se están planteando casarse en jueves. «Se va a ampliar mucho el rango de días, y hasta en jueves con gente que viene de fuera y trae días, porque no hay fechas», señala.

Laura Freire y su novio han pospuesto su boda al 2021
Laura Freire y su novio han pospuesto su boda al 2021

«Nadie nos dijo que no vendría, pero había gente más cómoda con la idea de boda que otra»

Muchas dudas sobre cómo serán las bodas, y los temores a que algunos invitados no puedan venir por estar en otras provincias o en el extranjero han hecho que muchos novios hayan decidido aplazar el evento para el próximo año. Otros, en cambio, tenían la fecha marcada para después del verano y la mantienen ante la previsión de que las medidas de seguridad se vayan relajando y viendo que podrán tener la celebración que llevan meses preparando.

Laura Freire está en el primer grupo. Lleva quince años de relación con Carlos, su novio, la mayoría del tiempo viviendo juntos. «En el 2019 como el trabajo nos iba bien y nos estábamos asentando, decidimos casarnos. 2020 era un año redondito, precioso, y nos decidimos. Teníamos fecha para el 22 de agosto», relata. Fecha y todo lo demás, desde wedding planner a proveedores, y los invitados avisados, aunque las invitaciones todavía sin repartir. Precisamente el fin de semana que se decretó el confinamiento tenían previsto ir a probar el menú. Lo aplazaron, «pero no esperábamos estar dos meses encerrados en casa», cuenta ella. Dice que los primeros días estaban muy tranquilos, pero que a medida que iba avanzando el calendario y no se veía el fin del confinamiento decidieron posponer. «Nunca pensamos en cancelar, pero sí en dejarlo para otoño o para el 2021. Al final descartamos otoño por si había un rebrote», cuenta.

Dice que nunca se plantearon reducir el número de invitados. «No nos apetecía tener que desinvitar a nadie (esperan estar acompañados de 150 personas el día del enlace), nos parecía injusto. Vemos la boda como una gran celebración de lo que llevamos detrás, y queremos hacerla como nos habíamos imaginado, con nuestros familiares y amigo», cuenta. En su caso, ella es lucense y el ourensano así que al casarse en la ciudad de La Muralla la mitad de los invitados tienen que moverse de provincia, lo que implica la necesidad de contar con hoteles, y en marzo ni siquiera estaban abiertos. Así que hablaron con los proveedores para buscar una fecha que les viniese bien a todos. «Tuvimos presente ser flexibles para buscar una fecha en la que todos pudieran, porque la mayoría son pequeños autónomos que lo están pasando mal», cuenta. Los viernes se aventuraban más fáciles de cuadrar, y entre todos encontraron su nueva fecha, el 23 de julio. «Vamos con todo igual, si nos dejan», señala.

Asegura que mientras no avisaron de que se aplazaba la boda ningún invitado les dijo que no iría, «aunque sí que veías que había gente más cómoda con la idea que otra». Y dice también que cambiar la fecha les supuso un alivio. «Pasamos por muchos estados. Y te sentías un poco absurdo, estar agobiado por la boda con todo el percal que había fuera; así que desde que tomamos la decisión estamos mucho más tranquilos, y seguros de lo decidido», remata.

Mientras que Laura y Carlos han decidido posponer, José Estévez y Ana María Oliveira mantienen la fecha del 10 de octubre. Tienen reserva en el Parador de Santo Estevo ya desde agosto. El 13 de marzo les llegaron las invitaciones y las han ido repartiendo entre las 160 personas que quieren que les acompañen en ese día. Eso sí, con la entrega va la coletilla de que «igual cambiamos», cuenta Jose. Todo depende de cómo se vayan desarrollando las cosas, porque no quieren prescindir de gente en el convite. «Pero tampouco ninguén che garante nada se cambias de data, ninguén sabe como vai ser o 2021. Ese é o problema, porque mentres non haxa vacina, non creo que cambie moito a situación», cuenta el novio. Apela a que una boda es una fuerte inversión, y que aplazando habría gastos que perderían. «Xa temos a roupa dos nenos, e se cambiamos a data, en marzo non lle vai valer», apunta. Es por eso que la pareja ha decidido esperar «o máximo posible, aínda que tendo un plan b de cara ao ano que vén se en outubro non pode ser». Cuenta que ellos iban muy bien con los preparativos, pero que el confinamiento lo cambió todo. «Como faltaba tempo aproveitamos para ir facendo as cousas e así ter o verán con máis tempo libre, pero co peche acumulouse todo», señala. Y en eso están, ultimando los preparativos de cara a su boda en octubre.