El Vaticano da por probado que el cura de O Barco abusó de alumnos del seminario de La Bañeza

María Cobas Vázquez
María Cobas O BARCO

O BARCO DE VALDEORRAS

Ángel Sánchez, en una procesión en Outarelo (O Barco) en el 2016
Ángel Sánchez, en una procesión en Outarelo (O Barco) en el 2016 LOLITA VÁZQUEZ

Ángel Sánchez Cao está apartado del sacerdocio desde el 2019

21 dic 2021 . Actualizado a las 15:25 h.

A tres meses de cumplirse cinco años desde que un leonés denunciase a un cura destinado en O Barco de Valdeorras por presuntos abusos sexuales cuando era menor y estudiaba en el seminario de La Bañeza, el Vaticano considera «los hechos imputados ciertos». Así lo ha determinado el Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica una vez analizadas las denuncias, porque a la de Emiliano Álvarez, el primero en dar un paso al frente, se unió poco después de la de otro exalumno del centro.

Cuando hizo público su caso, en febrero del 2017, Álvarez explicaba que tenía apenas 10 años cuando empezaron los tocamientos por parte de Ángel Sánchez Cao. Decía que el cura se colaba en las habitaciones cuando los niños dormían. «Eran habitaciones de mucha gente, éramos unos 80 chavales o así... Y entonces venía con una luz, te bajaba la sábana y los pantalones, y te tocaba», contaba entonces a La Voz. Decía también que sabía que el suyo no era un caso único, aunque nunca lo hablasen entre los compañeros. «Lo sabías porque a veces nos quedábamos fuera fumando y al ver venir la luz nos metíamos en cama y mirábamos... y entonces veías que la luz se paraba en los habitáculos de otros», añadía. Relataba que los abusos comenzaron en 1977 (Sánchez tenía 23 y acaba de ser ordenado sacerdote) y duraron dos años y medio, hasta que Álvarez decidió escaparse del seminario, del que le expulsaron poco después. Pasó sus propios infiernos y cayó en las drogas. Emiliano Álvarez siempre se ha preguntado si su vida hubiera sido diferente si no hubiese sido víctima de abusos. 

La denuncia del leonés cayó como un jarro de agua fría en Veigamuíños, la parroquia de O Barco en la que Sánchez Cao ejercía de párroco. El sacerdote negó que tales hechos fueran ciertos. El Obispado de Astorga (del que depende el oriente ourensano) anunció la apertura de una investigación y apeló a la presunción de inocencia para permitir que Sánchez Cao siguiese ejerciendo el sacerdocio. En mayo de aquel año todavía participó en la procesión de Santa Rita en O Barco, acompañando al obispo, Juan Antonio Menéndez. Para entonces, varios testigos habían sido citados para conocer su versión de lo sucedido. Eran antiguos compañeros docentes de Sánchez Cao y también exalumnos del seminario de La Bañeza.

La investigación seguía sin demasiados avances hasta que en diciembre del 2018 otro exseminarista presentó una segunda denuncia. El obispo la consideró fundada y apartó a Sánchez de la parroquia a la espera de cerrar las pesquisas y enviarlas después al Vaticano. Fue una decisión que provocó la oposición de una parte de los fieles de Veigamuíños, que dejaron de ir a misa en señal de protesta. El obispo no dio el brazo a torcer y nombró a otro párroco. Con el paso de los días, la situación se normalizó y los fieles regresaron a los oficios.

En todo este tiempo, Sánchez Cao siempre defendió su inocencia. Negó en todo momento haber abusado de ningún alumno. Y así lo contaba en una entrevista en La Voz, en la que incluso anunciaba una querella contra los denunciantes:

La condena impuesta por el Vaticano recoge la prohibición de ejercer cargos que impliquen el contacto esporádico o habitual con menores de 18 años hasta el cumplimiento de los 80; así como la revocación por el mismo tiempo de la facultad de oír habitualmente confesiones.

Desde el Obispado lamentan los hechos y reiteran su petición de perdón por el grave daño causado a las víctimas.