Cerca de 400 canes esperan un hogar en las perreras ourensanas

sindo martínez, m. Cobas XINZO, O BARCO / LA VOZ

O CARBALLIÑO

La de Xinzo (en la foto) es una de las cuatro perreras comarcales que hay en Ourense.
La de Xinzo (en la foto) es una de las cuatro perreras comarcales que hay en Ourense. miguel villar< / span>

Suben las renuncias de mascotas por enfermedad o vejez del dueño

25 may 2015 . Actualizado a las 12:37 h.

Las perreras de la red provincial tienen en estos momentos más de 380 canes esperando que alguien los adopte y encontrar un hogar. Es una cifra alta, que lleva a que algunos de los recintos estén llenos, pero todavía lejos de sufrir un problema de hacinamiento.

«Estamos recollendo os cans e levándoos para onde hai sitio, aínda que non sexa a canceira máis próxima», explica Sindo González, director de la red provincial de acogida de la Diputación. Eso significa que los animales recogidos en cualquiera de los casi medio centenar de concellos ourensanos adheridos a la red, pueden acabar indistintamente en las perreras comarcales de Xinzo de Limia, A Rúa de Valdeorras, O Carballiño o Muíños. Esto permite renunciar a sacrificar a los animales. «Non estamos sacrificando, salvo por motivos humanitarios», defiende González. 

Los perros que hay en las perreras son muchos menos de los recogidos por la red provincial, que el año pasado gestionó alrededor de 500 canes. Esto se debe a que en muchos casos aparecen los dueños. «Os que traen microchip, case no 100 % dos casos volven co dono; se non o trae, é difícil», dice González. Precisamente uno de los colectivos que más recoge a sus perros en las perreras son los de cazadores.

Renuncias y abandonos

Explica el gerente de la red provincial que frente a la creencia de que tras cada temporada de caza se abandonan muchos perros de especies utilizadas en esta faena, en realidad no es tanta la realidad en Ourense. «Os cans pérdense moito, os de caza pérdense moito, porque corren soltos polo monte, marchan detrás dunha presa e pérdense. Pero tamén son os que máis se recuperan, porque os donos queren recuperar os seus cans», señala. Por contra, están aumentando los abandonos de otras razas. «Abandónanse moitos de compañía pura, máis do que calquera poida esperar; e tamén cans grandes, de estar nas fincas. Estes están subindo, mentres que nos abandonos dos cans de caza, a proporción vai a menos», defiende González.

Pero no todos los perros aparecen perdidos por carreteras o montes. Una media anual de 80 personas renuncian cada año a la propiedad y custodia de sus mascotas, básicamente perros, y las entregan en alguna de las cuatro perreras comarcales. En la mayoría de estas ocasiones, el perfil de los dueños es el de una persona mayor, con problemas de salud serios o que debe ingresar en una residencia (en la que no se admiten perros) o en un centro asistencial por un largo período de tiempo. En esa coyuntura, el cuidado del animal resulta imposible. «É algo que por desgraza é cada día máis frecuente -apunta González-. Nestes casos o que facemos é pedir a renuncia formal da propiedade do animal, que asume a canceira a todos os efectos legais. Posteriormente dáse en adopción a outra persoa que queira ocuparse del, ou permanece nas nosas instalacións». Explica González que la puesta en marcha de este servicio surgió de la demanda social, de la gente que pedía poder dejar a su perro sin tener que abandonarlo en medio de un camino.

Sin servicio de hotel

No se trata de un servicio de hotel, posibilidad de ofrecen establecimientos de carácter privado en la provincia; por lo que rescatar a un perro cedido por uno mismo a la perrera tiene un elevado coste.

Estas renuncias por motivos de fuerza mayor suponen alrededor de un 15 por ciento del total de ingresos de animales (en su inmensa mayoría perros, aunque también se entregan gatos) en las dependencias de las cuatro perreras.

Sobre el depósito de gatos de compañía, González matiza que se aceptan, pero con condiciones. «Aceptámolos con condicións, polas súas especiais características. De feito agora temos uns 12. O que pasa é que é un animal que non pode vivir en catividade, non é unha especie gregaria; así que en canto é posible, intentamos buscarlle alguén que o coide», apunta.

El año pasado 112 animales fueron adoptados en la red provincial

Adoptar un perro en las perreras comarcales tiene un precio de 40 euros. Se entrega desparasitado y con microchip, lo que viene siendo, con los papeles en regla. Da igual la raza, el tamaño del perro o su edad. Y con un paseo por alguna de las instalaciones de la red provincial es fácil ver que hay variedad para elegir.

El año pasado fueron 112 las personas que adoptaron un perro en las perreras comarcales. Lo hicieron después de acercarse a las instalaciones de Xinzo, O Carballiño, Muiños o A Rúa; o a través de una protectora de animales. La Diputación impulsa convenios con estas entidades en una búsqueda de dar salida a los animales de sus instalaciones. «Teñen prioridades de adopción, cunha rebaixa dun 50 % nas taxas para potenciar a adopción», explica Sindo González.

La red provincial tiene una fuerte colaboración en este sentido, según el responsable de la red provincial, con el colectivo Pro Animales Carballiño. «Moven moito nas redes sociais, e iso promove as adopcións -dice González-. Estamos abertos a ese tipo de colaboración continuas ou a outras puntuais; todas son benvidas».

En Valdeorras funciona desde hace unos meses Peludines Callejeros, que tiene una protectora en un terreno en Rubiá, desde el que promueven la adopciones. Utilizan no solo en las redes sociales, sino que también recurren a paseos por el casco urbano de O Barco, donde traen a los perros para que los vecinos puedan verlos y conocer su actividad. Y así, a veces, surge una adopción.