La directora del Conservatorio, Puri Iglesias, descubrió su vocación por el piano en unas clases particulares
11 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Cuando la directora del Conservatorio era una niña, en el piso familiar de O Posío podía oír el piano que tocaba su vecino José María. El mismo que, pocos años después, cuando Puri Iglesias Pateiro (Colonia-Alemania, 1972) cambió la EGB del colegio Divino Maestro por el BUP del instituto Otero Pedrayo se presentaría ante ella como profesor de Música. José María González Álvarez (Canedo, 1934) es su maestro. Con mayúsculas. Le dio clases de Música en el instituto y, antes, en el Conservatorio.
De esta etapa conservan ambos una anécdota: «El primer trimestre que hice Armonía -revive Puri- yo estaba perdida. Tenía unos 13 años y fue mi primer contacto con él, pero me acerqué un día y le dije: ‘Yo no me entero de nada’».
Y José María, resalta Puri, no necesitó nada más: «Buscó la forma de hacérmelo entender. Él siempre buscaba la forma de explicarte las cosas. Nunca he conocido a una persona tan preparada como él como profesor. Yo, como docente, intento transmitir el dinamismo y la energía que él transmitía en las clases. Crecíamos intelectualmente cuando salíamos de sus clases; tenía tal bagaje intelectual que te llevaba de un tema a otro sin descentrar nunca el asunto que había empezado a abordar. A mí me ha marcado muchísimo. Desde luego, podré olvidarme de otras cosas, pero de mi profesor, no».
La directora del Conservatorio Profesional de Música de Ourense recibió en casa el primer chute musical: «Mi padre cantaba en una orquesta y me llevó a clases particulares con Ángel Pérez para ver si yo tenía interés. Como me gustaba, me enviaron al Conservatorio cuando tenía ocho o nueve años; entonces teníamos las clases teóricas en la Diputación y las prácticas en la calle Concordia. Después fuimos al viejo hospital de A Lonia, que fue donde me dio clases José María».
«Más bien callada» recuerda el profesor a la niña que hoy se sienta con él en la sala Antonio Jaunsarás del Conservatorio, donde ambos posan frente al órgano, un instrumento familiar para José María. «Yo no soy organista -comenta Puri-, pero somos el único Conservatorio con esta oferta. La mayor parte de mi tiempo profesional soy docente de piano, aunque también soy intérprete como profesora acompañante de clarinetes».
Tres décadas atrás, aquella pianista en ciernes era, «en primer lugar, muy educada, eso que falta mucho hoy -asevera el profesor-. Era muy responsable e inteligente, y muy trabajadora; los dos somos de familias humildes y muy trabajadoras».
No niega José María cierta predilección por una alumna como Puri. Pero sí niega que esa inclinación tuviese alguna consecuencia: «Nos conocemos de siempre, pero allí era como si no nos conociésemos. Además, yo nunca regalé nada; fui presidente de oposiciones muchas veces y nunca regalé nada. A Puri siempre la vi muy responsable; esperaba de ella lo que fuera».
«José María era un profesor exigente -retruca la pianista-, pero eso se agradece; el alumno, el día de mañana, lo agradece. Igual que agradece que el profesor sea ordenado y tenga su materia estructurada, como hacía José María, que siempre traía sus clases preparadas. Además, tenía un oído absoluto. Te decía, no que estabas tocando mal, sino el acorde exacto que tocabas. ¡Y eso sin mirarte, solo oyéndote!».
Tras 23 años de profesora y tres como directora del Conservatorio, Puri Iglesias está segura de haber acertado en su camino: «Mis materias preferidas ya en el colegio eran la Música y la Historia. Llegado el momento, no tuve ninguna duda sobre los estudios a seguir».
«Cuando empiezas -analiza- te engancha el instrumento. Yo recuerdo que el Solfeo no me gustaba nada. Armonía y Formas musicales, con José María, me gustaban. Eso me animó a seguir ese camino. Con 8 años, yo hice clases de Solfeo con un señor de 60 porque entonces los alumnos estábamos mezclados. Era enriquecedor, pero esas diferencias son demasiadas».
?«En las clases , recuerdo que Puri era una alumna más bien callada y una niña muy educada;
eso que falta mucho hoy en día»
«José María es un intelectual. Le agradezco su implicación y la energía que transmitía al alumnado; él nos lo puso todo muy fácil»
«Hubo que luchar mucho por este edificio»
«Estrené este edificio, como profesora, en 1997», recuerda Puri Iglesias con cierta nostalgia y un orgullo discreto. Fue un momento importante en su trayectoria profesional y también para la institución. El Conservatorio, cuenta, vivió dos etapas muy difíciles. La primera, en los años 70, cuando aún estaba en la plaza Maior y dimitió como director Antonio Iglesias. La segunda, «cuando se trasladó para su ubicación actual y pasó a la Xunta.
Hubo que luchar mucho por este edificio, se peleó mucho».
Puri estudió el ciclo superior en A Coruña y se especializó durante 3 años en Ginebra, pero recuerda como fundamental aquellas clases particulares, con apenas 7 años, cuando contactó con el piano. Después de Suiza, empezó a dar clases en el Conservatorio de O Carballiño; en el 97 se trasladó al de Ourense, donde aprobó la oposición dos años más tarde.