La celebración recuperó la normalidad y batió récords de asistencia
15 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Tras el parón forzado por la pandemia, había ganas de volver a gozar de la Festa do Pulpo de O Carballiño y, antes de empezar el mogollón, la pulpeira María Isaura González —toda una institución en el sector— auguraba un récord de asistencia: «O clima vai estar bo, sen moito calor, e está todo a favor. Esperemos que haxa a encher». Y así fue, ya que, según los cálculos del Ayuntamiento, más de 100.000 personas se juntaron en la localidad a lo largo del fin de semana. Se sirvieron 78.000 kilos de pulpo o, lo que es lo mismo, 160.000 raciones.
Se superó, por lo tanto, el registro establecido en la última fiesta que se pudo celebrar con normalidad antes de la pandemia, la del año 2019. La del 2020 se suspendió y la del 2021, aún con restricciones, se diluyó trasladándose a los restaurantes de la localidad para tratar de evitar aglomeraciones. Entonces, María Isaura González calificaba la celebración como una «festa de pote, como se di cando non hai orquestra e xúntaste para comer», pero lo de ayer fue, sin duda, «outra cousa».
La fiesta volvió a su hábitat natural, el parque municipal, un idílico espacio verde de 32 hectáreas que ayer se llenó hasta los topes de pulpeiras, de comensales y de música, la de los grupos de gaitas o charangas y también la de las barras que animaron la sobremesa con los altavoces a todo volumen y pinchando los últimos éxitos del momento.
Pese a todo, en medio de todo ese barullo, las protagonistas absolutas fueron las pulpeiras, aunque la espera en hora punta para ser atendido llegaba a superar los treinta minutos. En uno de los muchos puestos repartidos por el parque, esperaba por fin su turno un turista andaluz que ya luce canas y, al preguntarle cuánto tiempo llevaba esperando, bromeaba: «Cuando empecé era joven».
El caso es que la sabiduría popular dice que, pese a estar a casi cien kilómetros de la costa, donde mejor se prepara el pulpo es en O Carballiño y hasta allí fueron a comprobarlo gallegos llegados desde cada rincón de la comunidad. «Hay que reconocer que este es el más rico que he comido nunca», decía, entre tajada y tajada, Alberto Fernández, que viajó desde Ferrol junto a su familia para estrenarse en fiesta carballiñesa.
Ellos vinieron desde lejos, pero la localidad espera recibir visitantes de muchos otros lugares, especialmente teniendo en cuenta que esta sexagésima edición de la Festa do Pulpo estrenó la vitola de su reconocimiento como celebración de interés turístico internacional. Así lo remarcó el alcalde, Francisco Fumega, que se mostró muy satisfecho por la gran asistencia que hubo este año.
El regidor estuvo arropado por autoridades y, en su discurso, el presidente del Parlamento de Galicia, Miguel Santalices, médico de profesión, destacó los beneficios que el pulpo tiene para combatir la depresión, para el corazón o para el pelo. Sus afirmaciones fueron avaladas por el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña. Bromeó con su calvicie y que se propuso comer más pulpo para tratar de corregirlo.