El Ramadán va más allá de la simple privación de alimentos. Es un tiempo de profunda meditación, de reflexión y de purificación que pretende acercar al fiel musulmán a Dios. Hassan Mohamed Salem es el presidente de la asociación Asala. Una entidad apolítica y laica, pero en la que se reúnen buen número de miembros de la comunidad musulmana de Ourense.
-¿Qué es el Ramadán?
-Es el cuarto pilar de la religión musulmana. Consiste en lograr una abstinencia de todo lo que rompe la meditación. Se hace desde el alba hasta después de la puesta de sol. Durante este tiempo los cinco sentidos tienen que abstenerse de todo lo que no sea meditación. Además, sirve para purificar el cuerpo de la persona, pero sobre todo es un sacrificio que se hace para que todo el mundo se dé cuenta de lo mal que lo pasan los pobres, los que pasan hambre. En Ramadán todo el mundo es igual, los pobres y los ricos.
-¿Cuál es la vivencia en el ámbito familiar?
-Es un mes en el que hay la obligación de ayudar a los pobres. Eso se llama la purificación humana. El cabeza de familia, por cada persona que tenga en la familia, tiene una cantidad determinada que entregar a los necesitados. Es un mes en el que la gente cambia para bien, porque la persona se pone en contacto más directamente con Dios.
-¿Cómo se compagina con los horarios ourensanos?
-Es muy difícil. Aquí es difícil compaginarlo bien, pero creo que en algunas empresas gallegas se van a dar ciertas facilidades. Una hora para salir antes o cosas así, aunque luego tengan que recuperarlo. Este tipo de medidas se agradecen, porque los inmigrantes suelen hacer trabajos duros y esta vez el Ramadán coincide en verano. Son muchas horas y con mucho calor.
-¿Cuál es el papel de la mezquita?
-Después de la hora de la comida, la gente se reúne allí para orar. Después leen el Corán, que es un libro bastante grande, más o menos del volumen de la Biblia. El imán debe saber de memoria el libro y cada noche recita una parte del Corán. El día veintisiete del Ramadán termina la lectura y entre ese día y la Pascua los cabezas de familia deben entregar la ayuda a los pobres, porque la mezquita es el lugar al que acuden los pobres de la comunidad.
-Este Ramadán llega en plena crisis. ¿Cómo vive la comunidad musulmana esta situación?
-Afecta mucho al inmigrante, no solo al musulmán. La falta de trabajo está siendo algo muy duro. El que viene de fuera no solo tiene que ganar dinero para sí mismo y su familia de aquí, sino para los que dejó atrás. Todo el mundo está afectado, pero las familias de los inmigrantes, si no reciben esa ayuda, no tienen para comer. Ellos vienen para que viva toda su familia.