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El rastrillo de Remar sobrevive a la crisis

Fina Ulloa
FiNA ULLOA OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

PABLO ARAUJO

Una veintena de personas trabajan en las dos tiendas abiertas en la capital

25 ago 2013 . Actualizado a las 07:20 h.

«Su mejor ayuda es darnos trabajo», ese es el lema que recibe a los clientes que entran por las puertas de los dos establecimientos solidarios que la oenegé Remar tiene en Ourense. Aunque la petición podría ser rubricada hoy por muchos ciudadanos en paro, este mensaje es para el colectivo una filosofía de vida y de futuro. Remar acoge a personas que están en proceso de reinserción social tras haber pasado por una adicción a drogas o alcohol, y basa buena parte de su recuperación en la orientación laboral.

Los establecimientos Remar funcionan como rastrillos de artículos de segunda mano pero también nuevos, cedidos por fábricas. Pero además de la recogida y entrega a domicilio de los objetos más pesados y de la venta en la tienda, los voluntarios también se ocupan de reparación y restauración en carpintería y electricidad de algunas de las piezas que llegan y de hacer trabajos en jardines o desescombros. «Lo que hacemos depende de la capacitación de las personas que están en el programa en cada momento», aclara José María de Brito, que coordina la actividad en Ourense desde hace dos años. En la actualidad hay una veintena de usuarios en el proyecto. «Tenemos incluso familias con niños» matiza este responsable que explica que la situación de crisis ha abierto el abanico de personas que se acercan a Remar en situación de exclusión social y buscando ayuda.

Cambios de funcionamiento

Pero además de abrir el perfil de asistidos, la situación económica está afectando también al funcionamiento del rastrillo. «El cambio fundamental es que antes había más donaciones; la gente cambiaba el sofá por ejemplo, y nos entregaba sin más el viejo; pero ahora piden algo de dinero, más que donaciones son ventas, y eso para nosotros es un problema», relata.

También han notado que en algunos objetos entra menos mercancía que antaño y ha bajado la demanda. «Sobre todo en muebles y electrodomésticos la gente aprovecha más lo que tiene», razona José María.

Otro de los inconvenientes es la política de ventas de los establecimientos convencionales y la proliferación de tiendas de bajo coste. La reducción de precios y las promociones hacen que el rastrillo sea menos competitivo de lo que eran antes. «En ropa ahora sale mucha menos e incluso nos han llamado de tiendas de segunda mano que se habían montado, porque no funcionan y querían que se la recogiésemos», cuenta.

Pese al descenso de actividad, José María de Brito es optimista y confía en que la entidad pueda mantener los establecimientos ourensanos. «Esto es cuestión de fe y nosotros trabajamos por una buena causa; Remar trabaja en base a principios cristianos, esto es una obra con un trasfondo social y espiritual, no es una obra de un hombre o para enriquecer a nadie; es por amor a Dios y al prójimo y por eso trabajamos ,así que tenemos confianza en que Él nos ayudará a seguir adelante», concluye.