A Javier Huete Vales le tocó vivir las sucesivas revoluciones de la radio desde los primerísimos ochenta del siglo pasado. Se adaptó. Era un comunicador nato. Lo llevaba en la sangre. Antes de Twitter y antes de que los muros fuesen cosa de Facebook, buscó y halló medios alternativos. Ha sido, por encima de todo, un hombre honesto, con la tricolor bajo la piel y un hondo espíritu carnavalero. Hijo de Ángel Huete, un periodista que había ocupado puestos relevantes en cabeceras de la prensa gallega, Javier eligió la radio. Se prejubiló con 60 años en octubre del 2012, rebasados los treinta años de actividad en Radio Ourense. El destino ha sido cruel. La enfermedad se le cruzó en el camino cuando, liberado del trabajo, el reloj era su última preocupación. Le quedaba soportar un último y doloroso mal trago de ver cómo gestionaron sus camaradas unos intereses partidistas que buscaron el ninguneo en el Parlamento de Galicia de su compañera Carmen Iglesias Sueiro, luchadora como él. Falleció ayer. No habrá funerales. A mediodía, familiares y amigos lo despedirán en el tanatorio de As Burgas.