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«Toda la gente mejor vestida de Ourense pasó por mi sastrería»

Miguel Ascón Belver
miguel ascón OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

miguel villar

Sus manos han confeccionado «miles» de trajes para vestir a los ourensanos

09 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Habla con pasión de su oficio. También de su madre, de quien lo aprendió. El padre de José Iglesias falleció cuando él tenía quince días y ella tuvo que hacerse cargo de todo. «En tiempos difíciles me sacó adelante», cuenta el alma de la Sastrería Iglesias, que recuerda que su madre era modista. Él, por tanto, aprendió a coser muy pronto, a los catorce años. «En mi casa nunca hubo otra cosa», recuerda.

José Iglesias está orgulloso de su trabajo y no lo oculta. Presume de haber salido adelante con éxito a pesar de las dificultades iniciales. Cuando empezó, recuerda que se acercó a los entonces muy conocidos Almacenes La Verdad para proponerles que le enviaran clientes a su sastrería. Explica que le respondieron que no y ahora rememora aquello como un triunfo: «Esos almacenes cerraron hace mucho tiempo y yo aquí sigo».

Con el tiempo José Iglesias se afianzó como uno de los sastres más importantes de la ciudad. Cuando se le pregunta cuántos trajes habrá hecho a lo largo de su vida, le parece una cifra imposible de calcular porque son décadas. «Fueron miles, miles. Toda la gente mejor vestida de Ourense pasó por mi sastrería», dice con orgullo. Según asegura, antes los ourensanos se preocupaban más por vestir bien. De hecho, explica que algunos de sus clientes visitaban ocasionalmente a otros sastres de ciudades diferentes e incluso viajaban a Italia para diferenciarse por el estilo de sus trajes.

Ahora, lamenta José Iglesias, «la gente va peor vestida». Reconoce que, en ocasiones, le da «pena» ver a algunos hombres por la calle con «chaquetas que parecen zamarras» o «parcas amarillas tapándoles las manos». Dice, en cambio, que las mujeres se preocupan más por su aspecto. «Y estoy seguro de que les gustaría que también ellos fueran mejor vestidos», añade.

La competencia de las marcas

Iglesias habla sobre la competencia que suponen las marcas comerciales y dice que son mundos diferentes. Admite que sus trabajes «no valen setenta euros como los que hay por ahí», pero explica que él ofrece un trabajo a medida. Una prenda fabricada de forma industrial nunca va a ajustarse tan bien como una confeccionada específicamente para la persona que la va a lucir. «Ningún cuerpo es igual a otro», concluye el sastre, que avisa de que no hace arreglos de trajes «por ningún dinero, ni hablar». Si los ha hecho él, sí los retocaría, aunque en ese caso, dependiendo de él, es poco habitual que haya algún error que enmendar. La experiencia es una apuesta segura en la Sastrería Iglesias, que sigue abriendo sus puertas a diario en la calle Concordia de la capital ourensana. Él estará allí mientras le queden fuerzas, advierte.

«Ningún cuerpo es igual a otro», dice sobre las prendas fabricadas de forma industrial