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Una vida entre cafés y helados en La Ibense del Paseo de Ourense

La Voz OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

13 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los muchos años que dedicó Ramiro Gómez Gómez a la hostelería, siempre de cara al público, le granjearon afectos y amistades entre tantos y variados clientes que, en algunos casos, acabaron siendo amigos. Su viuda, Manuela Viso Doval, y sus hijos Javier y Alberto, pudieron sentir ese calor a medida que la noticia de su muerte salía del ámbito más íntimo.

Ramiro llegó a ejercer como maestro, pero lo dejó. Había crecido en el sector de la hostelería al lado de su padre, también Ramiro, que desde la calle Colón se trasladó al Paseo en los años cincuenta del siglo pasado. Que los dos socios de aquel bar -La Paloma- hubieran roto y hubieran montado dos locales en la misma calle, haciéndose la competencia durante décadas con idéntico esquema, es otra historia. Ramiro era La Ibense. Y lo fue porque un empresario de Ibi, cuando la palabra franquicia tenía otra resonancia, también llegó aquí vendiendo una idea de negocio que atrajo el interés en diferentes latitudes. La ourensana Ibense, no obstante, pronto se situó en una dimensión diferentes. Café, chocolate, churros y helados, entre los que su clásico mantecado quedó grabado en la memoria de distintas generaciones. Tampoco necesitaron mucho más para ganarse al público y mantener una fiel clientela durante décadas. Cerraron en las primeras semanas del 2010. La receta del mantecado, por cierto, la guarda con celo Manuela.

El de Ramiro ha sido un camino de ida y vuelta a Cerreda, en el municipio de Nogueira de Ramuín. Allí nació hace 86 años y allí se celebrarán esta tarde los funerales y posteriormente el entierro en el cementerio parroquial de Santo Domingo de Cerreda.