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María mantiene la pasión por el cine en Xinzo

OURENSE CIUDAD

Agos Iglesias

Hace más de veinte años abrió la sala Gesma y resiste

16 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace 22 años que María Alonso Rivero abrió las puertas del cine Gesma en Xinzo de Limia. Su pasión por el séptimo arte la llevó a iniciar una aventura, con altos y bajos, en la que sigue embarcada. Todo comenzó en París, donde vivió durante 18 años. Nacida en Sarreaus, e hija de emigrantes, en Francia se aficionó y enamoró de la atmósfera de los cines y de las historias que veía en la pantalla. Cuando regresó a Xinzo se encontró con un local que había heredado de su padre y la necesidad de buscar un empleo. Y allí montó su propia sala: Gesma. Necesitó subvenciones para poner todo en marcha y formarse mínimamente para saber cómo se proyecta una película o la manera de hacerse con las cintas. Y aunque esto le llevó algo de tiempo, lo consiguió. «Aquí non había cine e tíñame que desprazar a Monforte ou a Ourense para poder ver películas», explica.

Agos Iglesias

Así nació Gesma, un nombre que refleja la importancia de su familia: Gerardo, Estefanía, Marta y ella misma, María. Recuerda perfectamente el primer día que proyectó una película. Sabe que fue de terror, pero olvidó el título, porque aquella noche pasó de todo en la sala. La cinta llego al revés, por lo que su marido tuvo que viajar rápidamente a Ourense para buscar ayuda. Y la sesión, que estaba prevista para las diez de la noche comenzó a las doce. «Aínda que pareza incrible, a xente esperou», relata. Y añade: «Hoxe non houbera pasado». Durante los veinte años que lleva al pie del cañón ha vivido todas las crisis económica y la última la generada por el covid. Pero también las que afectaron de manera directa al séptimo arte y a su distribución. La llegada de Internet, la descarga indiscriminada de películas y, ahora, las plataformas. Y ahí sigue. Afirma que en muchas ocasiones pensó que si valdría la pena, que si ese sería ya el final. También apunta que fueron apareciendo soluciones. Una de ellas fue la llegada del 3D. Cuenta que Avatar fue un éxito en la villa. Tras pasar más de un año con las puertas cerradas, a causa del covid, este verano pudo reabrir. «A situación é moi mala, non lembro veráns tan frouxos. Pode ser que a xente inda teña medo de estar nun sitio pechado. Ou que agora prefiran estar ó aire libre, saír e pasear polas rúas e camiños», reflexiona. Pero si algo tiene claro es que solo hay una cosa que puede salvar al séptimo arte: el público. Espera que el de Xinzo regrese. Ella pone todo de su parte, su pasión, que no es poco.