
La monarca optó por pulpo á feira, lenguado menier y zumo de tomate durante su comida en la ciudad de As Burgas
02 mar 2022 . Actualizado a las 12:41 h.La reina Sofía visitó este martes Ourense para conocer el trabajo del Banco de Alimentos de la provincia. Tras la recepción, la monarca y su equipo de seguridad se quedaron a comer en la ciudad de As Burgas. Concretamente en el restaurante Pingallo, situado en la calle San Miguel, en el casco histórico de la capital. Allí les atendieron el empresario hostelero José Luis González y su familia, propietarios del local ourensano. Por las mesas del Pingallo han pasado en la última década músicos, intérpretes y políticos, pero este martes se estrenaron con la realeza. «Es la reina emérita de España y para nosotros ha sido un verdadero honor atenderla», explica el hostelero. Comió producto gallego. Optó por empezar con pulpo á feira y de plato principal escogió un lenguado de la ría a la menier, una elaboración francesa a base de mantequilla. «No le gusta el marisco. Come poco y equilibrado, para cuidar su alimentación», dice José Luis. De hecho para beber eligió zumo de tomate. «Nunca había servido esta bebida hasta ahora», admite el ourensano, que dice que la reina se quedó muy contenta y satisfecha. «Nos agradeció la atención en varias ocasiones. Fue educadísima y ni tan siquiera nos dejó invitarla a la sobremesa», afirma el hostelero.
La monarca disfrutó especialmente del ambiente del Pingallo, que fue distendido y discreto, a pesar de que el restaurante estaba hasta los topes siendo martes de carnaval. «Los sentamos en una mesa al fondo para que doña Sofía estuviese cómoda. El día anterior nos visitaron los de protocolo y juntos decidimos en qué mesa ponerles», cuenta. Cuando terminaron de comer, la reina emérita tuvo que cruzar el local para salir. «Todo el comedor se puso en pie y comenzó a aplaudirle, como si fuese una auténtica estrella del rock. Fue increíble. Gente joven y más mayor, todos aplaudiendo al unísono», detalla José Luis, gratamente sorprendido por la reacción de sus clientes.
Antes de irse, doña Sofía se sacó una foto con todo el equipo del Pingallo. «Y eso que iba con prisa porque ya pasaban de las cuatro y su AVE salía a y las 16.25», apostilla el hostelero. ¿Se puso nervioso? «Yo no, para nada. Ya son más de cuarenta años en el sector y además ella lo puso todo muy fácil. Pero fue un honor», termina José Luis.
