Montserrat Cruz, decana de Empresariales y Turismo: «En Ourense tenemos muchos recursos pero poca cultura turística»

OURENSE CIUDAD

La docente pide un esfuerzo institucional para «contar lo que tenemos»
15 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Montserrat Cruz González (Ourense, 1968) acaba de renovar su cargo como decana de la Facultad de Empresariales y Turismo del campus ourensano, que dirigirá durante tres años más. Una etapa que, según apunta, encara con especial ilusión tras un primer mandato marcado por la pandemia (llegó al decanato en el 2019) y las limitaciones en las que alguna de las titulaciones, como la de turismo, sufrió especialmente. De hecho el rectorado refrendó la petición de reducción de las plazas del título de grado para ajustarlas a la realidad de la demanda. Esta doctora en Administración y Dirección de Empresas confía, no obstante, en que la tendencia cambie movida por una remontada del sector. Cruz González opina que la llegada del AVE puede ser un estímulo, aunque advierte de que hay otros muchos problemas por resolver.
—Cree que se recuperará el interés por estos estudios
—Cuando un formación presenta complejidad para la inserción laboral es habitual que a los alumnos le pesen más las opiniones del entorno. Y reconozco que los padres a veces nos ponemos muy pesados. Pensamos mucho en el después; en dónde se va a colocar cuando termine, pero es un error decidir valorando el ahora; hay que hacerlo pensando en que será dentro de cuatro años cuando te toque terminar. Un ejemplo: tras el parón de la pandemia, este año ya vinieron a hacer entrevistas a alumnos de cadenas como Riu, Meliá, Hotusa...
—¿Cree que la alta velocidad impulsará el mercado laboral para esos futuros titulados?
—El AVE está ayudando ya a mover gente, pero hay que intentar que ese sea un medio de transporte para venir y quedar en Ourense, porque si solo es para pasar por aquí tenemos un problema. Hay organismos que están haciendo una labor extraordinaria, como el Inorde, que tiene una campaña muy buena promocionando los geodestinos. Ourense tiene muchos tipos de turismo; desde el termal, que nos distingue, al de nieve que no se explota prácticamente nada. Tenemos reconocimientos que nos posicionan bien como el Starlight en A Veiga, que también es una zona muy atractiva para el senderismo, pero que tiene el problema de que falta alojamiento y que las comunicaciones son malas con toda esa zona del oriente ourensano. La provincia tiene muchísimas posibilidades pero falta desarrollar infraestructuras turísticas y también de comunicación.
—¿Qué otros factores deberíamos mejorar?
—Principalmente tenemos que aprender a vendernos. La provincia de Ourense tiene un potencial turístico impresionante, bárbaro. Tenemos muchos recursos pero hay poca cultura turística. Cuando aquí organizamos la semana internacional y llevamos de excursión a profesores que vienen de Alemania, Portugal o Bélgica, alucinan con lo que tenemos y te llaman la atención hasta sobre los lavaderos de los pueblos. Seguramente si ellos tuvieran todo eso ya habrían hecho una ruta de los pilones. Esa es la clave. Si yo tengo una cascada preciosa en mi pueblo pero nadie se entera de que está ahí, nadie vendrá a verla. Nos falta contarlo.
—El hecho de que mucho de ese patrimonio esté en pequeños núcleos ¿es un problema?
—Es cierto que la mayoría de nuestros atractivos patrimoniales están en zona rural y ahí no se desarrolla la actividad turística porque la gente que queda es poca, muy mayor, y no les va ni les viene. Pero las instituciones sí pueden hacer algo. La mayoría del patrimonio está cerrado. No tienes horario de apertura. Cuando salimos con los alumnos a analizar los recursos turísticos y al llegar a un sitio hay que andar buscando a un señor del pueblo porque solo él tiene las llaves, nos damos cuenta de que estas cosas son un problema. No digo que todo tenga que estar abierto de lunes a domingo todo el año, pero sí hay que esforzarse en fijar un momento de apertura. Cuando las agencias organizan circuitos, o incluso cuando cualquiera prepara un viaje, lo diseña teniendo en cuenta lo que hay que ver y cuándo puede verlo. Si es una vez a la semana, durante dos horas, pues será ahí cuando irán los turistas. Pero hay que fijarlo y hay que contarlo. Y también hay que decirle a los visitantes que igual justo ahí no tienen donde dormir o comer pero que a equis kilómetros hay un hotel o un restaurante.
—¿Qué porcentaje de alumnos encuentran empleo aquí?
—Casi todos encuentran el trabajo fuera. La actividad interior de turismo rural muchas veces es familiar y en otro tipo de alojamiento hotelero hay las plazas que hay, aunque los que hacen prácticas aquí se acaban quedando. Pero en esto también pesa que el perfil de los alumnos de turismo es más inquieto que el de quienes optan por otras profesiones y lo de irse, incluso al extranjero, no les supone un problema. Al revés; lo ven apetecible.
La urbanita amante del jazz que compró una casa para plantar tomates
Montserrat es una charlatana. Así se reconoce ella misma. «Hablo por los codos, podría estar hablando infinitamente», dice. Ella lo coloca en la casilla de defectos, pero quizá es una virtud porque es imposible sustraerse a esa expresividad que manifiesta no solo con la voz, sino con las manos y los ojos. Tal vez sea una reacción tardía a la timidez infantil que, según cuenta, le han curado los años, la vida y el ser madre de familia numerosa. También de sus tres hijos habla con entusiasmo, incluso cuando es para explicar que la acusan de padecer «finquismo» por su obsesión por escaparse a lo que ella llama «la casa del pueblo» como si fuese nativa del rural. «Yo soy urbanita de nacimiento, del barrio de O Pino, pero me atraen los pueblos. Primero tuve casa alquilada en Pereira de Montes, pero acabamos comprando una en Vilar de Vacas, en Cartelle. Allí tengo mi refugio. Sentarme en el columpio que tengo delante de casa; ver cómo van cambiando los árboles en la finca, plantar mis pimientos y mis tomates... Es lo que más me relaja. Allí paso los fines de semana, las vacaciones, los días libres... siempre que me dejan escaparme», narra. Cuando no hay posibilidad de ese escape, Monserrat aprovecha para disfrutar de otros pequeños placeres, como la lectura. «Antes leía mucho al acostarme pero últimamente es una batalla perdida; me duermo nada más tocar la almohada», cuenta. Lamenta algunas de las aficiones que ha ido dejando por el camino «porque entre el trabajo, la casa y los niños, sobre todo cuando eran más pequeños, me falta tiempo». Como escaparse a escuchar un concierto de jazz. «Me encanta. Este año volví al Latino. Ya no recordaba cuando había ido por ultima vez a este café a escuchar a algún intérprete. El pasado mes de marzo hice 21 años de casada y mi marido me invitó a tomar algo allí. Fue una sorpresa. Había un saxofonista estupendo y me lo pasé genial», rememora.
«Turismo fue una titulación muy afectada por la llegada de la pandemia»
El grado de Turismo será, si nada se tuerce, el que estrene una nueva modalidad formativa en el campus de Ourense: la mención dual. La dirección de la facultad ourensana lleva varios meses trabajando en ello y el equipo de Montserrat Cruz confía en que se convierta en realidad en el curso 2023/2024.
—¿Por qué se decidió apostar por esta nueva opción?
—Nos parecía un atractivo más para los alumnos. Turismo comenzó aquí en el año 2009 e iba bastante bien hasta que llegó el covid. Fue una titulación muy afectada a nivel laboral. Muchas empresas cerraron y no teníamos ni dónde enviar a los alumnos a hacer prácticas. El ministerio tampoco permitía hacerlas en las empresas que estaban abiertas y tenían ERTE ya que podía interpretarse que los alumnos ocupaban plazas de trabajadores. Fuimos trampeando con lo que teníamos y hay que agradecer la ayuda de la Diputación de Ourense, que nos cogió a muchos alumnos en prácticas. Peroro hay que ser realistas y con eso solo no puedes vivir. Es como intentar vivir solo con subvenciones en una empresa; no vale. Así que la matrícula bajó a la mitad.
—¿Qué es la mención dual?
—La principal novedad que aporta es que en el cuarto curso los alumnos, en vez de estar aquí, estarán en una empresa, tendrán un contrato laboral con una retribución y van a desempeñar un puesto de trabajo; aunque tiene un marco normativo específico. Cuando contactamos con los hoteles se mostraron muy interesados. El problema es que nadie tiene esa mención dual en la Universidad de Vigo y tuvimos que hacerlo todo de cero. El rectorado nos dijo que sí, pero falta terminar la memoria, el visto bueno de la Secretaría Xeral de Universidades y de la Xunta. No se podrá implantar hasta el curso 23/24, si todo va bien, y hemos propuesto al rectorado que haya 20 plazas.