Estos son los colegios de Ourense que incorporan o amplían el uso obligatorio de los uniformes

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

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En algunos colegios la indumentaria oficial pasa de voluntaria a obligatoria el próximo curso
En algunos colegios la indumentaria oficial pasa de voluntaria a obligatoria el próximo curso ANGEL MANSO

Eliminar las diferencias entre los escolares y ayudar a economizar a las familias son dos de los argumentos esgrimidos por los colegios y secundados por muchos padres

12 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El curso que arrancará en septiembre dejará ver en las calles de la ciudad Ourense a muchos más escolares uniformados. Varios centros educativos ourensanos han decidido volver a establecer la obligatoriedad de utilizar prendas concretas para acudir a sus aulas o extender el uso a alumnos de etapas educativas que hasta ahora podían vestir como quisieran. La decisión, según las asociaciones de padres, no es vista con malos ojos por las familias. El peso de los influencers que marcan tendencias de moda en niños cada vez más jóvenes casa mal con las últimas crisis que han minado la situación económica de las familias. O al menos ese es el argumento más repetido para explicar la decisión.

«Es una manera de que no haya diferencias entre ellos y muchos padres lo demandan. En el contexto económico en el que estamos esto puede ser una buena ayuda. En contra de lo que a veces se plantea de que es caro, vemos que donde lo tienen funcionando las familias están encantadas» dice Lupicinio Peña, del colegio Salesianos. Ellos han decidido pasar a obligatorio el carácter voluntario que tenía su uniformidad. «Comenzaremos con los pequeños de tres años y año a año esa obligatoriedad se extenderá hacia los cursos siguientes. La idea, en principio, es abarcar infantil y primaria», cuenta el director.

Maristas también quiere incentivar el uso del uniforme escolar, que había pasado a ser voluntario hace tres lustros. Hace una década se cambió el modelo para tener la misma imagen que el resto de los colegios Maristas, pero se permitía la convivencia con el anterior. En el centro educativo de la ciudad de As Burgas reconocen que durante este tiempo el uso ha ido decayendo hasta convertirse en minoritario.

La dirección del centro, tras consultar con los padres, ha decidido rescatar la obligatoriedad de estas prendas identificativas. Aluden a tres razones principales: aportar una idea de pertenencia, ayudar en la identificación y el control de los escolares en las actividades que se desarrollan fuera del centro —como salidas para visitas o excursiones— y facilitar la organización en los hogares.

«En realidad ya en el 2012 hicimos una consulta y la mayoría de los padres prefería que tuvieran uniforme obligatorio, pero al final no se tomó esa decisión», recuerda Maite Fernández, la presidenta del AMPA de Maristas, que matiza que también ahora el apoyo es mayoritario. «Tiene muchas ventajas: se evitan conflictos, no hay diferencias por lo que uno pueda tener y otro no, ni caprichos porque quieran las marcas que le ven a otros. La mayoría de las familias están encantadas porque es un problema que te quitas», dice. Eso sí, comenta que lo que piden los padres, y sobre lo que la asociación estará pendiente «es que sean prendas de calidad y que no tenga un precio desorbitado».

En la dirección del colegio explican que la implantación será escalonada. La decisión es hacerlo obligatorio a partir del próximo curso, comenzando por educación infantil —donde usarán el chándal que antes solo tenían que llevar para clases de psicomotricidad y salidas— y para los que comiencen en el primer curso de primaria. Estos últimos utilizarán ya la uniformidad completa y serán los que vayan ampliando su implantación en ese nivel según avancen de curso. La medida no afecta a los de secundaria y bachillerato, que continuarán como hasta ahora.

También hay novedades en el colegio Franciscanas de Ourense, donde hasta ahora era obligatorio en infantil y en primaria. A partir de septiembre los alumnos de ESO tendrán que llevarlo. Comenzarán los de primero y, año a año, se extenderá a toda esa etapa. Además cambia el diseño, que se ajusta al que fija la Fundación Educativa Franciscanas Ana Mogas, a la que pertenecen. Por cierto que, tanto en este como en el resto de uniformes, hay modelos de pantalones para las chicas.

A estos centros se suman también los cambios en el colegio de Carmelitas, donde ya tenían uniformidad fijada para alumnos de infantil y primaria. En este caso, comienzan la implantación de un nuevo modelo de prendas, pero además ya han anunciado que en el curso 2024-2025 la obligatoriedad de llevar la indumentaria oficial se extiende a la ESO. «Estoy encantada con la noticia, te ahorras muchísimo dinero y también la obsesión por las marcas de los niños, aunque entiendo que haya a quien no le importe porque puede permitírselas», dice la madre de un escolar que precisamente estrenará esa nueva etapa educativa.

Un plazo para la convivencia entre modelos y facilitar el préstamo entre las familias

En el caso de los centros educativos que tenían un uniforme anterior (aunque su uso no fuese obligatorio) y ahora estrenan un nuevo diseño se marca un tiempo de flexibilidad y convivencia entre los dos modelos para que se puedan aprovechar las prendas y sustituirlas según se vayan desgastando. Así lo establece la información que se hace llegar a las familias. En el caso de Franciscanas, serán tres cursos, en el de Carmelitas, por ejemplo, esa comunicación marca dos en los que el diseño antiguo y el nuevo son igualmente válidos.

En el colegio de Maristas, la asociación de padres pretende además facilitar el aprovechamiento de esas prendas entre distintas familias. Desde el colectivo apuntan que se va a poner en marcha alguna fórmula para ayudar a los núcleos familiares que tenían resuelto el tema de la indumentaria porque aprovechen prendas de otros hijos o se las cedan sus familiares y a los que el desembolso para adquirir el uniforme les complique el presupuesto. «Puede haber gente que igual sí tenga forma de tener otro tipo de ropa y no pueda afrontar el costes de comprar estas prendas. No tenemos un banco de uniformes como tal, pero sí intentamos facilitar el contacto entre familias, porque las hay que los tienen y quieren cederlo», comenta Maite Fernández.