Tortitas americanas y bizcocho caseros triunfan en la plaza de abastos de Ourense

OURENSE CIUDAD

Las dos cafeterías del mercado de la ciudad abren cada mañana con propuestas tradicionales
24 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Aunque Inés Vega nació en A Gudiña, lleva viviendo en Ourense desde los 18 años y ya se considera parte de la ciudad. «A miña vida está aquí», confiesa. Con ese adverbio de lugar hace referencia, más concretamente, a su bar, A cantina da praza, una cafetería que abrió hace diez años.
Inés empezó en el sector hostelero con veintipocos años. «Comecei na hamburguesería Ham, un local moi punteiro que había na praza de Paz Nóvoa», cuenta. Luego se enamoró del que hoy es su marido. «Os meus sogros tiñan un bar e púxenme a traballar con eles», recuerda. Paró cuando fue madre y una vez que su hija cumplió 14 años quiso incorporarse al mercado laboral. «Xusto o bar que tiveran os pais do meu home estaba xa en traspaso e as clientas animáronme a collelo», confiesa. Así se puso al frente de A cantina da praza en el 2013, mientras su familia sigue trabajando en un bar que tienen en propiedad en la zona del rianxo. «Para min non é un negocio, senón un autoemprego. Pero a verdade é que estou feliz porque veño a traballar contenta e ademais recibo o cariño e agradecemento dos clientes», admite. «Encántame interactuar cos que veñen por aquí porque os sinto coma se fosen da miña familia. Ao final é xente que vexo a diario e sinto moita satisfacción de saber quen son e que lles gusta», continúa.
Los puntos fuertes de esta cantina son el café, los pinchos y la propia Inés. «Isto é igual que un bar de barrio. Aquí falo cos clientes como se fosen amigos de toda a vida. Coñecémonos e compartimos as nosas historias», asume. «Podo saír de casa preocupada ou triste e chego aquí e xa me animo. De verdade, encántame o meu traballo», repite la ourensana.
Inés es una gran cocinera, tanto de dulce como de salado. Entre sus especialidades están la tarta de queso, la leche frita y las tortitas americanas. «Hai clientes enganchados aos meus biscoitos. Fágoos de chocolate, de noces, de laranxa... Cada día diferentes», dice la hostelera. Hace una tortilla de patatas que tiene también seguidores propios. Y no se quedan atrás los chicharrones —que de hecho compra en el bar de su marido, a escasos metros del suyo—; ni los bollitos de calamares rebozados.
La cantina abre por la mañana, desde aproximadamente las ocho, hasta las dos o tres del mediodía. «Depende do día, segundo as necesidades dos meus clientes», afirma Inés. En su bar todo es casero y está delicioso, incluso las mermeladas para las tostadas. «Se hai froita de tempada sempre aproveito e fago as miñas propias versións, que son con menos azucre», termina.

Los turistas al mercado
Maribel Montaño y Noemí Martínez cogieron el Café G4, en la plaza de abastos de Ourense, en septiembre del 2004. «Me quedé sin trabajo y decidí emprender», cuenta Maribel, que estuvo casi dos décadas empleada en una empresa de publicidad. A ella se sumó su amiga Noemí, que también llevaba cerca de veinte años trabajando en otro sector. «Estaba de administrativa en una empresa que cerró así que me vine para aquí», apunta Noemí. Montaron su negocio en la plaza que actualmente está en obras y luego lo trasladaron a la actual, en donde están de forma provisional. «Esto fue una inversión grandísima porque cuando empezábamos a recuperarnos del gasto inicial, tuvimos que venirnos para aquí y volver a desembolsar», confiesa Maribel.
Las dos amigas tienen claro lo que tiene de especial su cafetería. «Nosotras. Somos diferentes porque siempre estamos sonrientes. Los clientes dicen que somos agradables y que aquí siempre se lo pasan bien», confiesa Noemí.
Tienen tortilla y bizcochos caseros. Hacen pinchos de todo tipo, aunque los que más les piden son los clásicos: de lomo o panceta con queso. «En verano recibimos a muchos turistas que vienen a ver la plaza y aprovechan para tomar algo. O sea que aquí también hay gente de fuera. Pero en los meses de frío tenemos sobre todo a clientes de la zona, que son como de casa», termina Maribel.