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Helena Miguélez y Manuela Blanco: «Ourense es de las mejores ciudades de España para practicar atletismo»

Miguel Ascón Belver
Miguel Ascón OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Manuela Blanco y su madre, Helena Miguélez, en la pista de atletismo de Expourense.
Manuela Blanco y su madre, Helena Miguélez, en la pista de atletismo de Expourense. SANTI M. AMIL

Madre e hija enseñan los fundamentos y valores del deporte a cientos de niños en la escuela del club Ourense Atletismo

20 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La pista de atletismo que ha construido la Xunta de Galicia en el recinto ferial de Expourense ha revolucionado la práctica de este deporte. «Ahora mismo Ourense es de las mejores ciudades de España para practicar atletismo», dicen, casi al unísono, dos expertas en la materia, Helena Miguélez y Manuela Blanco, madre e hija.

La primera de ellas, con un pasado de éxitos compitiendo a alto nivel, es la coordinadora de la escuela del Ourense Atletismo, que tiene en torno a 200 alumnos todos los años. En esa tarea tiene ahora la ayuda de su hija Manuela, que destaca con la pértiga. Con 18 años recién cumplidos ya ha conseguido llegar a ser la quinta en un campeonato de España, curiosamente el mismo puesto que alcanzó su madre en los 400 metros.

Helena Miguélez fue la que abrió la saga atlética, pero el deporte era casi una religión en su casa. «En mi familia todo el mundo era ciclista. Mis abuelos fueron unos precursores del ciclismo en Ourense», explica. «Al no ser un deporte muy femenino, rápidamente busqué qué hacer porque en mi casa siempre fue una prioridad», añade. Así, gracias a una profesora de su instituto que se dio cuenta de que destacaba, empezó a probar con el atletismo. «Y me enganché», recuerda Helena, que señala como fundamental la influencia de su primer entrenador en el club Pabellón, Alejandro Lorenzo, que desapareció en 1996 cuando escalaba el Mont-Blanc, en los Alpes franceses.

En el caso de Manuela Blanco, pese al ejemplo de su madre, explica que decidió apuntarse a atletismo por unas amigas que ya lo practicaban. Empezó haciendo carreras de cros y pruebas de velocidad. «Y, de repente un día un entrenador seleccionó a una serie de niños de la escuela para probar pértiga. A mí no me cogió, pero sí a mi mejor amiga. Entonces, yo, por envidia, sana, pero por envidia, dije: ‘‘Pues yo también quiero’’. De tanto insistir lo conseguí y al final fui la única que tiró por ahí».

Pasó por varios entrenadores y fue mejorando poco a poco pero el gran salto, nunca mejor dicho, lo dio cuando le concedieron una beca para estudiar segundo de bachillerato en Vigo y entrenar allí con el mejor preparador de la disciplina que había en ese momento en Galicia. Aunque a nivel personal fue difícil — «Estuve viviendo allí sola en la residencia a la vez que estudiaba y entrenaba», recuerda Manuela— en solo una temporada mejoró 40 centímetros su registro. Fue entonces cuando hizo el récord gallego sub20, con un salto de 3,85 metros. Ahora está entrenando con Luis Moro, que se vino de Madrid, que tiene el récord gallego de pértiga en todas las edades y que incluso estuvo en los mundiales. «Es muy bueno, estoy súper bien con él y, además, entreno aquí en Ourense. Nunca me cambié de club, siempre estuve en el Ourense. Y es una cosa que me pregunta mucha gente, que si me quisieron en otros clubes, pero yo prefiero estar aquí».

Mientras, Manuela está estudiando Cafyd (Ciencias de la Actividad Física y del Deporte) en Madrid, pero con una modalidad semipresencial que le permite seguir viviendo y entrenando en Ourense. Así, además, puede compartir tiempo con su madre en la escuela de atletismo. «Al principio pensé que no me iba a gustar, pero me encanta entrenar a los niños», explica ella. Y su madre asiente: «A ver, Manuela es una niña muy alegre y realmente nos aporta mucho. Los niños la ven como un ejemplo. Su disciplina es muy, muy compleja».

Y es que el deporte da alegrías, pero también alguna decepción. Manuela ha tenido muchas lesiones —está eternamente agradecida a Fisio Dacal, donde le hacen el seguimiento— y también ha tenido que hacer renuncias en el plano personal: «En el 2024 fueron los 18 cumpleaños de todos mis amigos y yo siempre tenía que decir: ‘‘Igual me paso un ratito, que luego me tengo que ir a entrenar’’. Pero la verdad es que tengo suerte porque han crecido conmigo y lo entienden».

 

«Lo que tratamos de inculcarles es que el deporte debe formar parte de su vida»

Para Helena Miguélez fue clave la influencia de su familia. «Éramos todos un poco bichos raros, desde la noche hasta la mañana con el deporte», cuenta entre risas. Pero, ya más en serio, subraya la importancia de la actividad deportiva. «Lo que tratamos de inculcarles es que debe formar parte de su vida, no ser algo esporádico», dice la coordinadora de la escuela del club Ourense Atletismo, donde no solo buscan a futuros ganadores, como ha resultado ser su propia hija. «Manuela igual tiene más condiciones que otros niños y destaca. Pero, sin destacar, los niños vienen, se lo pasan bien, juegan. Después llegarán o no llegarán, pero son felices», resume. Además, el atletismo es ideal para cualquier niño. «Es un deporte con tantas especialidades que podemos ser buenos saltando, lanzando, corriendo en distancias largas o cortas... Todos tenemos cabida», dice Helena Miguélez, que señala el papel de los padres, «tan importante o más que el de los entrenadores» porque de ellos depende llevarlos y traerlos a las competiciones y sesiones de preparación.

Ella, además, es profesora de educación física en el CEIP Inmaculada. Según dice, en la enseñanza encontró su vocación.

De tal palo, tal astilla

La madre. Helena Miguélez Sainza (1975) llegó a ser quinta de España en 400 metros. Coordina la escuela del club Ourense Atletismo y es profesora en el CEIP Inmaculada.

La hija. Manuela Blanco Miguélez (2006) tiene el récord gallego sub20 en pértiga. Estudia, entrena y trabaja con su madre en la escuela de atletismo.