El local ha conseguido el permiso para abrir el servicio al aire libre con vistas a Progreso
18 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Paolo Di Ianni todavía está digiriendo el éxito que su restaurante La terraza da Paolo ha tenido en la ciudad de Ourense. Sin embargo, no ha parado de trabajar, de pensar y de probar para ofrecer una menú más amplio y mostrar lo mejor de la cocina italiana. La nueva carta, estrenada a principios de este mes, viene con un regalo bajo el brazo. En breve, después de obtener los permisos necesarios, comenzará a usar la terraza exterior con vistas a la calle Progreso. Un espacio único en la capital.
Paolo es natural de Molise, a 90 kilómetros de Nápoles, y llegó a Ourense para trabajar como comprador en Textil Lonia. El covid, como ocurrió con millones de personas, lo dejó en una situación complicada y se tuvo que reinventar: «Me puse a hacer una cosa que no había hecho nunca antes. Soy autodidacta. Empecé mirando vídeos en YouTube de forma espontánea y luego, poco a poco, estudié libros técnicos, hice diferentes pruebas hasta que poco a poco lo iba entendiendo. Comencé a apasionarme y a gustarme más hasta que vi que lo que hacía lo podía ofrecer». Durante un año estuvo en O Pereiro de Aguiar, con gran éxito, hasta que, con el tiempo y a la vista de la buena respuesta de los clientes, decidió dar el salto a la ciudad. Costó encontrar el local, pero al final fue amor a primera vista.
Está entre Progreso y la Alameda do Cruceiro, y cuenta con una amplia terraza que hasta la fecha no utilizaba, pero que a partir de ahora será seña de identidad del local. «El interior tiene 280 metros cuadrados, en donde está el comedor, la cocina, la despensa y el laboratorio de amasado, entre otras cosas. La terraza es muy grande, pero no pensamos llenarla de mesas. Será para unas 30 personas y un máximo de 100. Seguirá el estilo elegante de todo el local», explica. Pero de nada serviría el envoltorio si la comida no fuese única. Paolo tuvo claro que, aunque en Ourense hay muchos sitios de comida italiana, él quería hacerlo más tradicional. Así se embarcó en una nueva etapa, la de ofrecer, además de sus afamadas pizzas, la recetas que degustó desde niño, aquellas que le recuerdan a la cocina de casa. «Lo que hacemos es replicar nuestra gastronomía, considerando que en Italia hay una diversidad importante. Cada región tiene su plato y hay cosas que solo las puedes disfrutar si vas a Italia, desde albóndigas de queso, alcachofas rellenas, osobuco a la milanesa o risotto de azafrán, entre otros. Y no faltan los vinos italianos ni el café italiano (Lavazza).
«La repuesta ha sido muy buena, a la gente le está gustando y me alegro porque hay mucho esfuerzo y esto nos motiva para seguir haciendo y poniendo nuevas cosas en la carta», explica. La mayor parte de sus proveedores son de Italia, menos la carne: «La ternera gallega es espectacular. El queso lo compro directamente en una tienda de mi pueblo, de Molise». No se olvida de la pizza, que sigue ofreciendo, porque tiene claro su significado: «Está relacionada con alegría, con momentos de disfrute y desenfado». Otro de los ingredientes de su éxito es el equipo que ha conseguido conformar en estos años: «Es importante saber rodearse bien durante el camino, con gente apasionada y trabajadora».