Apartado de sus 150 vacas por una orden de alejamiento tras un crimen

P. S. OURENSE / LA VOZ

PETÍN

Santi M. Amil

El fiscal rechaza la petición del encubridor de la muerte del holandés de Petín

17 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Las vacas requieren atención. Y una orden de alejamiento, si genéricamente prohíbe acercarse a la aldea donde están los animales, es un problema. Otro más.

El esclarecimiento por la Guardia Civil de la muerte del holandés de Petín, Martin Verfondern, que se tradujo a finales de noviembre en la detención de los hermanos Julio y Juan Carlos Rodríguez, ha traído a estos un efecto inesperado. Todos son vecinos de Santoalla, donde la vida está limitada a dos casas. Allí sigue la viuda del holandés, Margo Pool. Y los padres de los dos hermanos a quienes Guardia Civil, fiscal y juez consideran autores materiales de la muerte y posterior ocultación del cadáver. Juan Carlos, el autor confeso del fatal disparo, se encuentra en prisión preventiva y permanece ajeno a la vida en la remota aldea que en su día eligieron Martin y Margo para vivir una segunda existencia en contacto con la naturaleza. A Julio, el otro hermano, le ha aparecido un problema con el que no contaba. No está en la cárcel, pero su capacidad de movimiento se ve limitada desde los primeros días de diciembre por una orden de alejamiento. Es una medida cautelar habitual, pero que a él le impide acercarse al pueblo para atender personalmente sus 150 vacas. Ha pedido a la jueza, por ello, que la anule o la suavice. Vive en Petín, pero en el pueblo en medio de la montaña tiene su modo de vida. Pero no puede ir, para cumplimentar así las exigencias. Mejor que la cárcel es. Los padres no está en condiciones de atender el ganado, por lo cual Julio se ve obligado a contratar y pagar a una persona para que le eche una mano. Un burro, unas gallinas o unas cabras, como tiene Margo, son fáciles de cuidar, pero 150 vacas ya precisan de otro tipo de cuidados.

Las indemnizaciones

Pidió Julio a la jueza que le levantaran la orden de alejamiento por los perjuicios económicos que le ocasionaba. Tampoco Margo mostró inicialmente un especial miedo por la presencia de su vecino, el encubridor de la muerte de su esposo. El fiscal, sin embargo, cree que no es momento. No solo ha informado negativamente la solicitud sino que ha ido un paso. Pide que se vayan preparando las correspondientes piezas para garantizar la responsabilidad civil, es decir, que se vayan trabando bienes y propiedades de los acusados, con el fin de atender las eventuales y más que probables indemnizaciones a las que deberán hacer frente los dos hermanos por la muerte del holandés.

Había desaparecido Martin el día 19 de enero del 2010. Las malas relaciones con sus únicos vecinos orientaron desde el primer momento las sospechas de la Guardia Civil. El 18 de junio del 2014 apareció su coche parcialmente quemado y restos del cadáver. El cerco se fue estrechando y a finales del pasado mes de noviembre se produjeron las detenciones. Uno de los hermanos permanece en prisión a la espera del juicio. Al otro, en libertad provisional, le preocupan los cuidados que reciben sus vacas y el sobrecoste de la explotación al tener que pagar a otra persona para que se encargue de los animales, si no con los cuidados que él les daría estando allí todos los días, al menos para que tengan atendidas sus necesidades.