El fiscal considera culpables de asesinato a los dos hermanos acusados del crimen de Petín

María Cobas Vázquez
MARÍA COBAS O BARCO

PETÍN

LOLITA VÁZQUEZ

Entiende que prepararon una emboscada al holandés Martin Verfondern a la entrada del pueblo

17 mar 2016 . Actualizado a las 21:19 h.

Movidos por el «odio» hacia Martin Verfondern, los hermanos Julio y Juan Carlos prepararon una «emboscada» a la entrada del pueblo de Santoalla (Petín) y, tras forzar que parara el coche, le dispararon un tiro con una escopeta «a escasos metros». Lo hicieron «de manera totalmente sorpresiva» y «sin la más mínima posibilidad de defenderse». Ese se el relato del fiscal, Miguel Ruiz, que los considera culpables de asesinato y así se lo hizo saber ayer en la comparecencia celebrada en los juzgados de Valdeorras.

Al juzgado llegó primero Julio, a pie y acompañado de su abogado. Poco después llegaba su hermano Juan Carlos, en coche policial, procedente de la cárcel de Pereiro de Aguiar, donde está en prisión preventiva desde el 2014. Ambos hermanos habían sido detenidos el 29 de noviembre por el crimen de Verfondern, un holandés residente en Santoalla con el que mantenían una relación de enfrentamiento por la gestión del monte comunal (asunto que habían llevado a los tribunales y en los que el fallecido había salido victorioso), que estaba desaparecido desde enero del 2010. El hombre se fue sin dejar rastro y nunca más se supo de él ni de su coche hasta el mes de julio de cuatro años más tarde, que aparecieron en una pista forestal en A Veiga. El cadáver estaba fuera del vehículo, que había sido parcialmente incendiado.

Durante su detención, Juan Carlos acabó por confesar ser al autor material del disparo que acabó con la vida de Verfondern, pero negó que hubiese un plan para matarle. Por su parte, Julio aseguró que su papel se había limitado a esconder el cadáver del holandés una vez supo lo que había hecho su hermano. Por eso, en aquel momento uno acabó en Pereiro y el otro fue puesto en libertad. Así siguen, aunque ahora el fiscal contradiga la versión de los acusados y defienda que en realidad sí había una plan. Considera que «decidieron acabar con su vida» [la del holandés] y para ello le tendieron una emboscada a la entrada de Santoalla. «Aprovechando que se trata de una zona con nulo tránsito y a sabiendas de que tenía que pasar con su coche para volver a su domicilio -relata el fiscal-. Así, tras forzar que parara el coche con el que venía de hacer la compra, le dispararon un tiro con una escopeta a escasos metros, cuando estaba dentro del vehículo, de manera sorpresiva y sin la más mínima posibilidad de defenderse, lo que provocó su muerte inmediata». Después, «con intención de que su acto quedara impune» usaron el coche de la víctima para esconder el cadáver «en una zona de monte de muy difícil acceso y de muy escaso tránsito de gente».

Además del delito de asesinato, les imputa otro de tenencia ilícita de armas. Las diligencias previas del caso continúan abiertas.