El BMW 318 is y el Lancia Delta HF Integrale tuvieron versiones de carreras que se alzaron con numerosos campeonatos en todo el mundo. Son unidades muy buscadas.
17 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.José Luís Álvarez Alonso guarda en su garaje de O Picouto, en Ramirás (Ourense), dos treintañeros que muchos quisieran para sí. Su casa es un museo y su guardacoches también para cobijar su BMW 318 is y su Lancia Delta HF Integrale. Dos auténticas joyas con las que sale a la carretera con frecuencia y de las que disfruta hace años. Modelos que están muy buscados por sus particularidades, algunas casi únicas. Ambos tuvieron versión de carreras y fueron campeones en las pistas en todo el mundo.
El BMW 318 is es el hermano menor del acabado deportivo M de la casa alemana. Un coche de calle que no deja de ser una rareza al haberse fabricado pocas unidades, y que salió en 1989 al mercado para competir con el Volkswagen Golf GTI o el Opel Kadett GSI, entre otros, aunque a un precio muy superior al tratarse de una marca de prestigio. Monta un motor de 1.8 litros con 136 caballos de potencia y 16 válvulas, convirtiéndose en un coche muy dinámico. La unidad de José Luis Álvarez, nacional, roja, de tres volúmenes y dos puertas, de la serie E30, se encuentra en un perfecto estado de chapa y mecánica; en este modelo solo se fabricaron de dos puertas. Llama la atención. Lo compró nuevo y lo ha mimado a lo largo de estos años con esmero. Tiene todo original y de serie, explica, incluidas las llantas BBS de aleación. No le gusta hacer modificaciones en los coches, prefiere la esencia de fábrica, es un purista. Le ha sacado partido, fue coche principal y por eso tiene más de 300.000 kilómetros. Nunca lo ha dejado tirado y no ha tenido accidentes ni averías, es un coche «fiable», relata, con «alma deportiva». No se le pasa por la cabeza deshacerse de él y lo muestra con orgullo con la matrícula original OR-K de hace casi 32 años. Algunos de los que aún circulan por las calles son unidades rematriculadas e importadas por particulares o compraventas desde Alemania.
El Lancia Delta HF Integrale es un coche de leyenda. Es para muchos el mejor coche de ralis de todos los tiempos. Llevó a la marca a lo más alto y, tras su desaparición, todo empezó a cambiar a peor para la casa italiana. Se fabricaron numerosas versiones del Lancia Delta de la primera generación a lo largo de más de una década, desde finales de los setenta hasta entrados los años noventa. El Lancia Delta fue Coche del Año en Europa en 1980 y se comercializó inicialmente en países como Suecia, Dinamarca o Noruega de la mano de la sueca Saab, marca esta última hoy desaparecida. La unidad deportiva de color blanco, de cinco puertas, con tracción Integrale, de José Luis Álvarez fue matriculada en el año 1990 en Suiza y rematriculada después como OU-T. Lo trajo a Galicia un emigrante y estuvo 17 años parado, hasta que hace seis años se hizo con él con 54.000 kilómetros. Ahora tiene 87.000 y mantiene todo original; tapicería Recaro, llantas blancas AH 227, un techo solar eléctrico que este modelo montaba de forma exclusiva, soplado de turbo a 1.2 bares, frenos ABS difíciles de encontrar o el catalizador. No se comercializó como tal en España, es una versión que salió de fábrica para Suiza. Es el modelo de 8 válvulas y 2 litros con 185 caballos, del que se vendieron 9.800 unidades y que fue campeón del mundo de ralis en los años 1988 y 1989, de pilotos y marca. Fue el que mejor resultado dio en pistas, por encima incluso del modelo que montaba el motor de 16 válvulas. Reconoce que ha tenido alguna dificultad para encontrar alguna pieza y ha invertido mucho dinero en ponerlo al día. Es un vehículo al que hay que prestar atención y «mimarlo». Es un coche que la gente se queda mirando y que los amantes del motor valoran mucho. Pese a ello, José Luis Álvarez explica que se quedará en su garaje. Va «como un tiro». No se deja ver demasiado en concentraciones, aunque asegura que tratará de participar más en un futuro para lucir a los dos treintañeros que comparten garaje en O Picouto.
José Luís Álvarez es un artista, documentalista y apasionado de la cultura, pero también amante de los clásicos. Contaba hasta hace no mucho tiempo con otras dos joyas en casa. Un Peugeot 404 restaurado y una segunda unidad desmontada pero completa del año 1967 como donante, que vendió a una empresa de Madrid para incorporarlos a la grabación de la película de Netflix Un hombre de acción, que se rodó en Vigo, además de en Barcelona y París. Estaba ambientada parcialmente en París y para ello necesitaron distintos coches galos, entre ellos los que habían pertenecido a este ourensano. Uno de ellos, pintado como vehículo policial, que José Luís utilizó para otra de sus grandes pasiones, el Entroido, era un coche de 1960 que trajo un emigrante de Celanova de Guinea Ecuatorial. La segunda unidad, con matrícula francesa, había pertenecido a un sacerdote de O Picouto. Dos unidades de gasolina con motores de 1.600 centímetros cúbicos. Los vendió al necesitar el espacio en su garaje para nuevos proyectos. Recuerda el Seat 124 2.000 que tuvo en su día y quiere tener de nuevo un coche fabricado en España en el garaje. También tuvo un Kadett GSI que reconoce le dio algún que otro disgusto. A diario utiliza una pick-up de Nissan, pero los clásicos formarán siempre parte de su vida.