Ribadavia fue el aula de los casi 200 alumnos y 20 profesores del CPI Tomás de Lemos
02 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.«Foi unha cousa que xurdiu de falar entre compañeiros e cos alumnos sobre Ribadavia, sobre que moitos non coñecían ben espazos moi típicos e básicos do lugar, sobre todo do casco antigo», explica Marcos Mendiguren, jefe de estudios del CPI Tomás de Lemos, en relación con la jornada que organizaron en el día de ayer. La idea era utilizar emplazamientos públicos y culturales colaborando también con otras entidades del municipio compaginando lo social con el conocimiento. Un ejemplo es el caso de la actividad en la que participaron los alumnos de primero de ESO con las personas de una residencia de ancianos ubicada en el concello.
«Hai alumnos e mestres que non entraran nas igrexias románicas ou non coñecían o Museo Etnolóxico -relata Mendiguren- entón decidimos que era unha idea interesante desenrolar unha actividade docente empregando o noso entorno». Así fue como casi doscientos alumnos y todo el profesorado de este centro de enseñanza cambiaron los pupitres y los encerados por las matemáticas al aire libre o la botánica y el dibujo en la naturaleza. El paseo del Río Avia sirvió de enclave para observar y aprender sobre plantas y las iglesias de la villa para recorrer el pasado del Románico, el Renacimiento o el Barroco.
«Tamén queriamos traballar coas máximas entidades sociais que puidesemos e así saíu a opción da residencia da terceira idade ou de poñernos en contacto cos rapaces que organizan o Festival Arteficial, para que os máis pequenos comprendesen o traballo que hai detrás dun evento cultural coma ese e do bo que ten o asociacionismo para a sociedade en xeral», añade el docente. Este último ejemplo que cita estuvo reservado para los más mayores: los de cuarto curso.
También hubo una demostración de lucha medieval que corrió a cargo de la Asociación Ourensana de Esgrima Antiga, en la Iglesia de la Magdalena; una clase de Tai Chi en la Praza Buján para los alumnos de segundo de ESO y otra de Yoga, para los de tercero, en la Praza da Magdalena. Los parques fueron el marco de las actividades físicas y los juegos de rol al aire libre, mientras que las pompas de jabón sirvieron para practicar nociones matemáticas de un modo diferente. Los lápices y los cuadernos de dibujo salieron al casco antiguo para retratar y conocer en profundidad sus recovecos.
«Non houbo ningún incidente e todos pasáronno moi ben, así que esperamos poder repetilo nos vindeiros anos. Ademáis, a vila polas mañás está bastante baleira, co que da gusto ver aos alumnos dándolle un pouco de vida», valora Mendiguren pese a la locura que, reconoce, fue ponerlo todo a punto para las cinco horas de actividades y el transporte escolar.