El Avia arrasaba el cámping de Leiro en 1978 y obligada a desalojar San Cristovo
RIBADAVIA

Hace 45 años la riada cortaba carreteras y anegaba viñedos, casas y granjas
01 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El día de los Santos Inocentes de 1978 no fue una broma para los vecinos de Leiro y Ribadavia. El cielo se les vino encima y la alarma corría como un reguero de pólvora por el valle. El río Avia le mostraba su peor cara y afortunadamente aquellas jornadas de tensión, miedo, personas atrapadas y propiedades y explotaciones arrasadas se saldaban sin tener que lamentar desgracias personales.
Las lluvias torrenciales de los días 27 y 28 de diciembre daban como resultado un panorama dantesco. Las primeras noticias llegaban de la mano de Marcus —Francisco Martínez Cuiñas—, quien informaba de que el volumen de agua era tal que había obligado a Fenosa a abrir las compuertas del embalse de Albarellos. Una circunstancia que, junto al agua caída, daba como resultado «las grandes inundaciones registradas en todo el valle de Leiro». «Desde Leiro a Ribadavia grandes extensiones de viñedos, prados y huertas —así como algunas casas— quedaron bajo las aguas». La avenida fue tan inesperada y violenta que arrasaba el cámping de Leiro, se llevaba por delante siete caravanas que acabaron navegando por el Avia y «los seis empleados de dicho complejo no tuvieron tiempo de salvar nada, viéndose obligados a salir precipitadamente y refugiarse en una casa próxima, donde se hallaban otras siete personas, quedando todos ellos incomunicados, por lo que hubo que llamar a los bomberos de Ourense quienes, a las diez y media de la noche, habían rescatado a seis personas (entre ellas, una niña de tres meses)». La falta de luz eléctrica provocaba la suspensión de los trabajos, quedando en la casa el resto de las personas. En Ribadavia, aguas abajo, ese mismo día habían tenido que ser desalojadas veinte familias de San Cristovo por la crecida del río y el peligro de que el agua alcanzase las viviendas.
Panorama dantesco
El día siguiente, 30 de diciembre, La Voz de Galicia recogía la información sobre la catástrofe de O Ribeiro en tres páginas. Marcus, la delegación de Ourense y la central sumaban informaciones, que ilustraban unas impactantes imágenes de Foto Film. El primer balance de las consecuencias de las lluvias torrenciales y la riada era desastroso. Se hablaba de «incalculables pérdidas» y en el caso de las granjas se cuantificaban las consecuencias: 12.000 pollos, 8.500 gallinas reproductoras, 6.000 gallinas, viñedos totalmente anegados, fábricas con importantes daños, casas bajo las aguas o cercadas por la crecida, el campo de fútbol de Ribadavia arrasado y varias de las carreteras de la comarca cortadas al tráfico eran algunas de las consecuencias. El Miño también empezaba a causar problemas: se desbordaba inundado Francelos y zonas de A Arnoia. El cauce del Outeiro, de Francelos, anegaba viñedos, cuadras y el puente romano.

Acceda aquí a la página publicada en 1978.
Entre los primeros trabajos para recuperar pertenencias y visitas institucionales se hacía evidente el malestar y las críticas a Fenosa por abrir las compuertas de la presa de Albarellos, lo que se apuntaba como el origen de la magnitud de la riada. Desde la empresa hidroeléctrica se mantenía la tesis contraria: «Los embalses no producen avenidas, sino que regulan los ríos». También se incidía en que la apertura regulada de las compuertas del embalse había aminorado las consecuencias del desbordamiento del Avia.
En la comarca de O Carballiño se registraban problemas por las crecidas de los ríos, según informaba José Luis Diz. El Arenteiro subía hasta cubrir parte del edificio de la Piscifactoría de Icona y arrasaba la zona de criadero y laboratorio, ocasionando graves pérdidas. En la empresa Carinsa la riada se llevaba por delante más de 50.000 kilos de producción de truchas. El trabajo de los años siguientes quedaba destruido, al destrozar las instalaciones, y se calculaban las pérdidas en 15 millones de pesetas.
Ayudas institucionales
Las autoridades de la provincia —gobernadores civiles y militares y representantes del MOPU, entre otras— y diputados ourensanos visitaban las zonas de Leiro y Ribadavia afectadas y se anunciaban ayudas. La máxima representación estatal era el ministro de Cultura y diputado por Ourense, Pío Cabanillas.
El representante del Gobierno, que recorría los lugares más dañados por la riada, no se andaba por las ramas: «Casi es un milagro que no se hayan producido desgracias personales. Todo aviso de que se van a abrir unas compuertas o cortar la luz tiene que darse con plazo amplio», señalaba el ministro en Leiro.
30-12-1978
Las lluvias torrenciales provocaban la avenida del río, que se llevaba por delante el cámping y obligaba a desalojar a veinte familias en San Cristovo.