Oseira, en el concello ourensano de San Cristovo de Cea, estrena oferta hotelera con Casal, un proyecto de homenaje a los orígenes del pueblo
23 ene 2024 . Actualizado a las 15:33 h.Tamara Prado y su marido (y socio), Juan Carlos Rodríguez, acaban de hacer realidad un sueño. La ourensana, natural de Oseira (San Cristovo de Cea), siempre creyó en las potencialidades de su pueblo, presidido por el monasterio conocido como el Escorial gallego. Por eso puso en marcha un proyecto que ya ve la luz. Casal Oseira son seis cabañas turísticas con vistas al imponente cenobio. Las seis tienen nombre propio y cada una representa, con su decoración, a una familia de la localidad. Son Pieleiro, Marrubio, Cabanés, Preciosa, Sacristán y Carteiro.
Pieleiro hace referencia a dos hermanos. Uno era zapatero e hizo los zuecos de todo el pueblo durante años y el otro trabajaba el cuero. Marrubio representa a la familia que tuvo un negocio de hostelería que con fonda, restaurante y vendía pienso y tabaco. Además fue, en tiempos, la única casa con teléfono. Cabanés habla de los propietarios del bar Escudo de Oseira y está ambientada en la botica que tenían en su casa y que perteneció al monasterio. Preciosa era una fonda que tenía tienda y la dueña era conocida por ser una cocinera espectacular. Sacristán hace referencia a un vecino que hacía estas labores en la parroquia y que, además, era carpintero y tenía una pequeña funeraria. Finalmente, está representado el cartero del pueblo.
Las cabañas fueron construidas con hierro y madera y tienen grandes cristaleras que permiten ver todo el entorno. «Buscábamos diferenciarnos de otros negocios de este estilo. Entendemos que la gente que viene quiere pasar un día en el monte. Lo que quiere es disfrutar del espacio en el que está. Siendo todo de cristal conseguimos que se sienta entre árboles. Las orientamos hacia el monasterio para aprovechar las vistas, que son espectaculares», explica Tamara.
Las cabañas están pensadas para dos adultos, pero cuentan con un sofá cama que puede utilizar un niño grande o dos pequeños. Disponen de un dormitorio con un baño con yacusi, un servicio de cocina y comedor y una sala con chimenea.
«Tiene su encanto en todas las épocas del año. En otoño está lleno de hojas. En invierno se agradece la sensación de llegar con frío fuera y estar dentro con la chimenea puesta. En primavera por lo bonito que está el monte y en verano porque hay más ambiente en el pueblo», explica con entusiasmo Tamara.
El precio depende del día de la semana y de la época del año. En invierno, 170 euros el fin de semana e incluye desayuno. Este también es especial y lo dejan a las puertas de la cabaña: «Está todo hecho a base de productos locales, como pan de Cea, mermelada ecológica, yogures gallegos... Hasta los productos de aseo personal están hechos en el municipio. Lo único que no tenemos en Cea son naranjas. De momento», ríe.
Este establecimiento es, además de un negocio, una apuesta personal. «Con los nombres de cada cabaña intentamos involucrar a los vecinos para que se sientan parte del proyecto, para que estén orgullosos, que lo están, y emocionados por ver representadas a sus familias. Mi principal objetivo es recuperar la vida en Oseira y este es mi grano de arena. Cada uno tenemos que poner de nuestra parte. Obviamente es un negocio que tiene que funcionar, pero fue una apuesta personal porque al final siempre estuve vinculada a Oseira y tras la pandemia sentí la necesidad de ponerlo en marcha. Tenemos un riqueza patrimonial e histórica impresionante y desconocida», subraya.
El monasterio de Santa María La Real de Oseira es un elemento destacado del patrimonio cultural gallego y español, ubicado en plena la Vía da Prata. Está declarado Bien de Interés Cultural y en él viven todavía varios monjes. Además de su uso religioso es un recurso cultural y turístico que todos los años atrae a miles de visitantes. Está considerado una obra maestra de la arquitectura cisterciense y tiene una una iglesia de estilo románico y tres claustros de diferentes períodos.
Las visitas al monasterio se realizarán de forma guiada (el acceso no es libre) y tienen un horario establecido para no entorpecer la vida de sus moradores. De lunes a sábado son a las 10.30, 12.00, 16.00 y 17.30 horas. Los domingos, a las 12.45 horas, después de la celebración de la misa, y por la tarde, con el mismo horario que el resto de la semana. La entradas para acceder (individual: 3,50 euros; en grupo: 2) se adquieren en la propia puerta cinco minutos antes, al menos, del inicio de la visita.
El pequeño río Oseira permite disfrutar de un área de descanso. Pasa canalizado y se se pueden ver la presa, el lavadero, dos puentes medievales y cruzar los pasos de piedra, siempre que el caudal lo permita. En este punto se inicia un paseo, rodeando los que fueron los muros del monasterio, que forma parte de la Vía da Prata y en donde descubrir, además de una naturaleza casi virgen, antiguos molinos.