Fabricado entre 1967 y 1983, con una producción de casi millón y medio de unidades, quedan aún muchos Dyane 6 muy bien conservados, como el heredado por Breogán Vázquez en San Cristobo de Cea, Ourense.
08 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El Citroën Dyane 6 era el coche para la «gente encantadora», como rezaba la publicidad de la época. Se fabricó desde 1967 hasta 1983 y fue un coche muy popular en la versión turismo y también en la furgoneta, denominada en España 6/400. Apodado como cabra, heredaba mucho del 2 Caballos, al que trataba de sustituir de alguna manera, pese a que convivieron durante un tiempo. El 2 CV se siguió fabricando una vez que el Dyane 6 salió del mercado, y el ganado apodo que incluso compartieron les permitía circular por el monte con facilidad gracias a un peso mínimo y una suspensión alta. Presentaba una capota de lona enrollable que lo convertía en un todoterreno descapotable para muchos, aunque también había una versión con el techo rígido de fibra de vidrio. Un coche sencillo, económico y práctico que nacía para seguir compitiendo con el Renault 4. Con 600 kilos de peso, alcanzaba los 100 kilómetros por hora de velocidad máxima y no le hacía ascos a ninguna pista de tierra ni dificultad en el campo. El proyecto pasó por muchas manos en la casa francesa, que en aquella época estaba centrada en el lanzamiento del Citroën GS. Se fabricaron un millón y medio de unidades de este coche, que también salió de la factoría de Vigo, con más de 233.000 vehículos.
Los primeros modelos se lanzaron al mercado con un motor de 425 centímetros cúbicos, bicilíndrico con refrigeración por aire y cuatro ventanas laterales. El maletero era una novedad, al tener portón y, por lo tanto, cinco puertas. El cambio de marchas en la guantera y el freno de mano por palanca delantera eran también señas de identidad, aunque heredadas. No hay lujos. Nada electrónico. Ni radio. En poco tiempo pasaría a tener un motor mayor, de 602 centímetros cúbicos, y la tercera luneta lateral, salvo en España, que tardó algo más.
En 1968 salió al mercado el Dyane 6 Mehari, un curioso vehículo descapotado o con techo de lona, sin ventanillas y plastificado, hoy muy apreciado, que también se llegó a fabricar en Vigo (12.480 unidades). Fue protagonista de numerosas películas y sobre él se han escrito miles de textos.
La unidad de Breogán Vázquez Augusto está en la localidad ourensana de San Cristovo de Cea. Es un Dyane 6 b super, que era la versión más potente, con 32 caballos y carburador de dos cuerpos y 602 centímetros cúbicos. Lo heredó de su abuelo, Manuel Vázquez Villar, quien lo compró nuevo el 7 de septiembre de 1977, aunque el coche pasó también por manos de su madre, que lo utilizó nada más sacarse el carné de conducir. El abuelo de Breogán era empleado del servicio público de Correos y este Citroën fue el que utilizó muchos años para trabajar. Hace veinte años le hicieron una restauración parcial, ya que el coche presentaba alguna deficiencia. Hace dos años pasó a nombre del nieto «por si pasaba algún problema con el papeleo», ya que el abuelo aún vive, pero ya no conduce. El coche «siempre se ha portado bien» y nunca ha dejado tirado a nadie en los 47 años que tiene. Por supuesto, arranca a la primera, con los mantenimientos clásicos. Breogán Vazquez está muy satisfecho con este coche y lo mima todo lo que puede: «Estas Navidades quiero pintarlo», dice, para que luzca lo mejor posible. Dio una vuelta al marcador, por lo que pasa por poco de cien mil kilómetros, y el uso actual es para asistir a concentraciones, algún pequeño viaje, incluso llevarlo al trabajo. La capota funciona perfectamente y tiene dos posiciones, una completa y otra solo la parte delantera. Disfruta mucho conduciéndolo y recuerda que, cuando era pequeño, la primera vez que vio el coche estaba aparcado delante de la casa de sus abuelos, salió corriendo y se agarró a una rueda —según le han contado—, con lo cual fue amor a primera vista, y para soltarlo tuvieron que hacer fuerza. Reconoce que no lo venderá nunca y que le han llegado a ofrecer más dinero de lo que vale, pero «el valor sentimental que tiene no hay oro que lo pague». Breogán Vázquez dice que para gustos hay colores y, aunque este modelo siempre estuvo a la sombra del Citroën 2 Caballos, a él le gusta más esta línea y reivindica el sustituto, el Citroën Visa.
El coche “siempre se ha portado bien” y no ha dejado tirado a nadie en los 47 años que tiene