De visita en casa del escultor Xosé Cid

X. M. Rodríguez

TABOADELA

Xosé Cid atendiendo a los visitantes en el museo
Xosé Cid atendiendo a los visitantes en el museo Miguel Villar

El artista mostró las instalaciones donde crea sus piezas y su museo

28 abr 2023 . Actualizado a las 19:04 h.

Xosé Cid convirtió una vieja vivienda ubicada en el pueblo de A Pousa, en Taboadela, en el centro de su actividad vital y artística. Con mucho esfuerzo, y durante años, el escultor fue restaurando el lugar y adaptando el entorno a sus necesidades. En A Pousa está la casa familiar, el espacio donde modela las piezas al aire libre y el taller de fundición. Desde hace unos años Cid cuenta con un museo para mostrar su trabajo. El conjunto se completa con un amplio jardín en el que se han ido instalando en estos años algunas de sus esculturas. Hasta A Pousa se acercaron los representantes de la plataforma Non ao peche da UPO y las personas que participaron en la visita organizada por dicho colectivo. Xosé Cid fue el encargado de guiar el recorrido por las instalaciones y mostrar a las personas que se desplazaron hasta Taboadela las instalaciones del museo, el taller y los espacios por donde se reparten sus obras. En la visita también estuvo presente Rosendo Cid, hijo del escultor y artista al que está destinada una zona del espacio expositivo. El creador reconocía tras el encuentro su satisfacción por la experiencia. «Foi unha sesión moi gratificante. A maioría deles nunca estiveran aquí e coñeceron todo o conxunto que temos na Pousa. A creación das pezas, a forma de traballar os materiais ou o proceso no taller de fundición foron algúns dos aspectos que suscitaron un maior interese. A verdade é que se tratou dunha visita coa que quedei encantado», reconocía el escultor. Rosa María Fernández Martínez señalaba que la satisfacción fue compartida. «Xa comentamos que a actividade era un percorrido artístico por Galicia, porque Xosé Cid conta con obra por toda a comunidade e forma parte do patrimonio galego, e foi unha experiencia marabillosa. El, a súa dona Marina e o seu fillo Rosendo recibíronnos cos brazos abertos. Amosáronnos todo, o escultor respostou ás inquedanzas, curiosidades e preguntas que se lle plantexaron. Realmente foi unha xornada inesquecible».