Fernando Vérgez Alzaga, el actual jefe del Gobierno del Vaticano, tiene una hermana que reside desde siempre en A Coruña y su abuela materna era de Verín
06 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Conoce Galicia. Y ha estado en nuestra tierra en varias ocasiones. De hecho, su abuela materna, Rosa Parada Feijoo, es de Verín. Y una de sus hermanas, con la que está en contacto permanente, vive en A Coruña. «Desde bien pequeño le tiró el tema de la Iglesia. Es un cerebro y pronto entró a formar parte de la congregación de los Legionarios de Cristo. Siempre que hablo con él dice que tiene mucho trabajo», comenta María Luisa, Marisa, la hermana coruñesa de Fernando Vérgez Alzaga. Este otoño el prelado español tomó posesión como presidente de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano y presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano. Al hasta ahora secretario general de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano y obispo titular de Villamagna di Proconsolare le confirió el título personal de arzobispo. «Le decimos que pronto va a ser cardenal, pero a él es algo que no le llama especialmente la atención», destaca Marisa.
CON EL PAPA EN BUENOS AIRES
A sus 75 años, este religioso con conexión con Galicia se convierte en unas de las personas con más poder e influencia en el pequeño Estado, poco acostumbrado a ver a un no italiano al mando. «A este papa lo conoció en Buenos Aires», apunta Marisa, a cuyo marido, Norberto Sánchez Segade, que se dedicó al sector de las agencias de viajes, tuve la fortuna de conocer hace años. Sus dos hermanos fallecieron y tiene otras dos hermanas que viven en Madrid. Rosa Parada, la abuela de Verín, conoció a Alzaga, un militar con el que se casó. Fruto de ese matrimonio nació Consuelo Alzaga Parada, la madre del actual jefe del Gobierno del Vaticano. Ahora que todos estamos pendientes de si el papa anuncia su visita a Santiago de Compostela bien está que una de sus personas de confianza conozca tan bien Galicia. Podría acompañar a Francisco y, de paso, estar con su hermana gallega.
COMIDA CON ESTRELLA Y SONRISA
La última vez que había estado en el restaurante de Luis Veira fue a principios de junio con motivo de la grabación del ya famoso y polémico programa de MasterChef Celebrity. Mejor no hablar más de este asunto. En esta ocasión, lo primero que me llamó la atención es que el local estaba lleno de gente feliz. Mesas de dos, de cuatro y algunas de grupos más grandes, pero todas ellas ocupadas por personas con cara de felicidad. Comer en un restaurante con estrella Michelin con un chef de gran experiencia y un equipo muy preparado ayuda a que te sientas relajado y sin prisas. Es lo que se dice estar a gusto en un sitio. Otro aspecto que me sorprendió es que en casi todas las mesas se decantaron por un menú degustación, pero maridado o armonizado con vinos de la bodega del Árbore da Veira.
UN PLATO, UN VINO
«Para este plato hemos pensado en este vino de Georgia», le dice el sumiller de Chantada Marcos Eire a los de una mesa cercana. Reconozco que soy de los clásicos para este asunto y prefiero la misma botella de vino para acompañar los diferentes platos. Aunque, la verdad, no guardo ningún mal recuerdo de las cenas o comidas en las que te van cambiando la bebida. Es otra forma de descubrir vinos que si no nunca pedirías. En medio de este ambiente de felicidad y buen servicio, las apuestas de Luis en las que el mar y la tierra se encuentran en vajillas preciosas. Un regalo para los sentidos. En esta época en la que empezamos a dejar atrás casi dos años de pandemia hay que encontrar momentos para disfrutar de verdad. Nunca había visto tantas caras de felicidad en una sala. Una comida con estrella y sonrisa. Fui de los primeros en marcharme y allí quedaban clientes con pocas ganas de irse.