1931, espectáculo electoral en Verín

Marcos G. Hervella VERÍN

VERÍN

El candidato Carrión dirigiéndose a los vecinos
El candidato Carrión dirigiéndose a los vecinos

07 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Dice el refrán que «una imagen vale más que mil palabras» y no voy a ser yo quien lo discuta. Ahora bien, hay fotografías que no nos transmiten nada, son imágenes mudas que quieren hablar y no pueden. Sin embargo presientes que son un escrito, un recuerdo a la memoria histórica. Son asombrosos descubrimientos que, mediante apuntes que esconden en su dorso blanco, otorgan información primordial de su contenido y el apunte meticuloso nos advierte que hay algo provechoso por indagar. Tengo en mis manos una de estas fotografías mudas, con sus márgenes carcomidos y sombreados y en este mirar detrás, en el reverso se puede leer: «Verín-Oímbra, 12 de Febrero 1931. Visita del Sr. Carrión». Toda una suerte que me ofrece la posibilidad de descifrar el evento, al considerar a la imagen como un documento. Pero, ¿quién era Carrión y quérelación le unía con Verín?

Tras la dimisión de Primo de Rivera el 28 de enero de 1930, los sucesivos gobiernos no consiguen establecer un orden constitucional capaz de asegurar la continuidad de la monarquía. En este marco reivindicativo, la República se concibe como la forma de Estado más idónea para llevarla a cabo. El 12 de abril de 1931, como primer paso del programa del almirante Aznar, se celebran las elecciones municipales, que se interpretan como un plebiscito entre monarquía y república.

Don Enrique Carrión, marqués de Melin y ayudante del Rey, con carácter de monárquico independiente, presentará su candidatura por el distrito de Verín frente a la del actual presidente del Tribunal de Cuentas, don Luis Espada, que hasta la fecha ha venido ostentando la representación parlamentaria por este distrito. A las cinco de la tarde del 11 de febrero de 1931 hizo su entrada en la villa en su auto particular el candidato a diputado, acompañado de su hija, la señorita Mili, y seguido por una nutrida caravana y un numeroso gentío.

Una acogida frenética fue la que se le ofreció al marqués que fue recibido por todo el pueblo, con prolongados aplausos y vivas. Todas las representaciones del resto de los Ayuntamientos del distrito asistieron a saludarlo. El candidato dejó oír su palabra solicitada insistentemente. El señor Carrión, casado con doña Aurelia Santamarina, natural de Verín «ama con delirio el pueblo de su esposa, al que llama su pueblo». Jamás militó en política alguna determinada, decidiéndose presentar su candidatura por Verín en respuesta a los requerimientos de cuantiosos y destacados amigos. Se declaró católico, apostólico, monárquico e independiente y amigo de todos.

Al día siguiente de su llegada a la villa de Verín, el señor Carrión visitó Oímbra, Castrelo do Val y Laza, siendo recibido en todos ellos con igual aclamación y fervor. En Oímbra el gentío que asistió a recibirle fue descomunal, mostrando y manifestando su apego, al que ya consideraban como su representante en las futuras Cortes. Hizo la presentación del candidato el médico don Pedro González Prada que en elocuentes enunciados resaltó la singularidad y valía del candidato. Posteriormente tomó la palabra don Carlos Cid, exdiputado y jefe de la UMN de esta villa, que exaltó la importancia de la candidatura del señor Carrión, concluyendo lo que Verín puede aguardar de su «prestigio, cultura y buena voluntad» y pidiendo apoyo a la candidatura «con fe en el porvenir».

Fue en Oímbra donde se produjeron los «furores caciquiles» para manifestar la aversión al candidato: por estar casado con una dama de Verín no lo consideran «cunero» en esta comarca. Con intención de reventar el evento fueron escogidos media docena de mozos dirigidos por un conocido «pendenciero, ya licenciado de presidio». Consiguieron los que no asistieron al recibimiento del candidato distanciar con brusquedad a los alborotadores, pero el cabecilla de la banda volvió con otros más intimidando y atacando a los que les cortaban el paso. Se desencadenó entonces un nuevo enfrentamiento entre los partidarios del señor Carrión y los simpatizantes espadistas, cruzándose varios disparos. En la trifulca resultaron heridos de bala dos amigos del señor Espada que se encuentran en gravísimo estado, especialmente el pendenciero, que cayó en tierra gravemente dañado. Los demás alborotadores recibieron contusiones menos graves e incluso resultó lesionado un niño a consecuencia de un estacazo. Todo esto sucedió en un margen del terreno donde el gentío se hacinaba, sin que se enterasen hasta que terminó el acto.

Días más tarde aparece la necrológica en una curiosa sección titulada «Los que se mueren, los que se casan». «El vecino Verando Santana, a consecuencia de las heridas que recibió en la colisión que se produjo entre los partidarios del candidato a diputado a Cortes señor Carrión y los vecinos de aquel pueblo...», decía. Así comenzaba el espectáculo electoral de Verín en el año de 1931, «condenado como toda esta provincia a sufrir como esclavos la tiranía de unos mandarines sin ley, sin freno y sin… vergüenza».