Miles de personas desafiaron las altas temperaturas para catar los vinos de las 19 bodegas participantes
12 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Conseguir una noche de hotel en Verín este fin de semana era misión imposible. La mayoría de los establecimientos colgaba el cartel de completo ante la enorme afluencia de gente que la feria del vino de Monterrei ha provocado en la localidad. Las de los hoteles no son las únicas habitaciones llenas, las casas familiares también están repletas ante la vuelta de todos los que el resto del año viven fuera. Agosto en Verín es un mes de enorme ajetreo que tiene su punto álgido en este fin de semana lleno de actividades. Se nota en las calles, en el parque de la Alameda a rebosar y en las colas para conseguir una mesa en las terrazas de la plaza Maior.
El calor aplastante (el sábado se alcanzaron los 41 grados, según la Aemet) no pudo frenar una tarde de disfrute en la capital del Támega, aunque sí retrasó un poco el lleno de las calles del casco viejo, que se prolongó hasta bien entrada la madrugada. Fueron muchos los que se acercaron para participar en las catas pasando por los distintos puestos de las bodegas. La copa para degustar tenía un precio de dos euros, pero la mayoría se apuntó al bono de cinco degustaciones. El proceso es sencillo: los vinos se sirven mediante la entrega de tíkets, que se pueden conseguir en cualquiera de las entradas al recinto. También se puede acudir directamente al puesto de una bodega a por una botella, que en este caso tiene un precio de diez euros.
La Alameda verinesa se desvela como el emplazamiento perfecto para la fiesta. Las calles que la rodean en forma de óvalo sirven de circuito para recorrer los puestos de las 19 bodegas participantes, así como para los puestos gastronómicos. De esta forma es muy cómodo ir catando uno por uno y parando a por algo de comer. En el centro, el amplio parque estaba el sábado sembrado de enormes grupos de amigos y familias aposentados en las sillas y mesas instaladas, relajándose y charlando mientras degustaban vino, empanadas o tapas de pulpo. Era difícil caminar por la zona. En algunos momentos había que hacerse hueco entre el público. Los muros del parque, sobre los que se colocaron cubiertas de corcho para que funcionasen como mesa, han sido la zona más cotizada para las noches. La programación musical que acompaña a la cita organizada por el Consello Regulador de la D.O. Monterrei y el Concello de Verín es la guinda del pastel para la fiesta. Si el viernes fue Mercedes Peón quién hizo saltar al público, el sábado el grupo de rock alternativo Soul Teller se lució en la plaza Maior. El cartel lo cerró Quinkillada para despedir a quienes apuraron la cita con los vinos de Monterrei hasta el último momento.