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Acusan a una limpiadora del Concello de Verín de dejarle las llaves del consistorio a su novio para que entrara a robar porque creían que dentro había 100.000 euros

Marta Vázquez Fernández
M. Vázquez OURENSE / LA VOZ

VERÍN

La trabajadora acusada de dejar las llaves para cometer el robo, en el juicio
La trabajadora acusada de dejar las llaves para cometer el robo, en el juicio M. FERNÁNDEZ

La acusada dice que su pareja la amenazó y su abogado la justifica asegurando que «la mujer siempre es más débil»

08 abr 2025 . Actualizado a las 19:49 h.

En la tarde del 16 de junio del 2021 los agentes de la Guardia Civil de Verín recibieron un chivatazo. Un particular avisó de que la noche anterior había escuchado en un bar una conversación entre varias personas que estaban planeando un robo. El objetivo era el Concello de Verín y el golpe se iba a perpetrar de forma inmediata, por lo que se dispuso un operativo de vigilancia en el entorno del consistorio.

La pista resultó ser cierta. Poco después de las doce de la noche los agentes vieron llegar a la plaza del consistorio un Citroën C4 que conducía una mujer. El vehículo se detuvo y dos hombres que estaban sentados en un banco se levantaron y se metieron dentro, permaneciendo un buen rato. Poco después llegaron dos vehículos más que aparcaron en las inmediaciones.

Sin saber que un amplio equipo de uniformados los estaban controlando, cuatro sospechosos, todos hombres, se reunieron en la calle y se dirigieron a la casa consistorial. Uno de ellos tenía una llave. Abrió la puerta y todos accedieron al interior. Los agentes que vigilaban enseguida pidieron refuerzos y se repartieron por las dos entradas del Ayuntamiento. «Cuando se dieron cuenta de que estábamos fuera intentaron salir, se nos echaron encima», relató este martes uno de los agentes que participó en aquel dispositivo.

Tres acusados comparecieron por videoconferencia
Tres acusados comparecieron por videoconferencia M. FERNÁNDEZ

Dos de los ladrones fueron detenidos allí mismo, mientras que los otros lograron escapar, siendo interceptados en la A-52, ya en la provincia de Zamora, tal y como explicaron otros funcionarios que declararon en el juicio por aquel atraco frustrado en el que acabó siendo detenida una quinta persona: la mujer que iba al volante del Citroën.

Ella trabajaba como limpiadora en la casa consistorial y fue la pieza clave de todo el asunto, ya que le entregó la llave del edificio a uno de los delincuentes, con el que tenía una relación sentimental. Dado que ella misma lo admite, ahora la magistrada del Juzgado de lo Penal 1 tendrá que valorar si lo hizo obligada por el miedo insuperable a que su novio les hiciera algo a ella o a su hijo, tal y como ella asegura, o como «cooperadora necesaria», como sostiene el fiscal del caso.

Un pago de 100.000 euros

El detonante habría sido un comentario del alcalde realizado en los días previos y relativo a que en las oficinas municipales había mucho dinero. «El regidor comentó que había que hacer un pago de 100.000 euros», recordó otro de los uniformados que tuvo relación con este caso. Señaló también que en su día fue el propio alcalde quien sospechó de que la limpiadora podría haber escuchado esa conversación y planear el golpe con el resto de sospechosos.

Pero el socialista Gerardo Seoane, que sigue siendo regidor en Verín, no acudió al juicio para corroborar esto. A pesar de que había sido citado, no compareció y esto estuvo a punto de provocar una suspensión. Finalmente el fiscal renunció a su declaración por considerar perfectamente probado que todos los sospechosos actuaron de mutuo acuerdo para cometer el robo, reclamando un año de cárcel.

Cuando los agentes entraron en el consistorio, descubrieron que habían usado un taladro percutor y un soplete para romper la caja fuerte. Solo les dio tiempo a hacer un agujero de 20 centímetros antes de que los pillaran in fraganti. Ahora ninguno de ellos admite el robo.

En cuanto a la trabajadora municipal, insistió en que no sabía nada del golpe y que su pareja la obligó, bajo amenazas, a darle las llaves tras llamarla en plena noche. «Estaba muerta de miedo», dijo de forma insistente. Su abogado justificó que se doblegara a la voluntad de uno de los acusados asegurando que «la mujer siempre es más débil». Habrá que ver ahora qué opina la magistrada sobre este argumento.