El centro de desarrollo rural de Vilardevós, que coordina Tamara Balboa, celebra sus 25 años tratando de revitalizar las aldeas
28 jul 2017 . Actualizado a las 18:47 h.El Centro de Desarrollo Rural Portas Abertas de Vilardevós fue uno de los fundadores hace 25 años de Coceder, la confederación estatal de centros que promueven el desarrollo de las zonas rurales a lo largo de la geografía española. Una muestra itinerante muestra la trayectoria y las iniciativas desarrolladas por esta agrupación durante este tiempo. Tamara Balboa, coordinadora de las actividades de Portas Abertas, defiende la necesidad de impulsar iniciativas para no dejar morir el mundo rural. El fomento del asociacionismo, la sostenibilidad, la enseñanza o de actividades lúdicas forman parte de la agenda de estos centros.
-¿Cómo nacieron el centro de Vilardevós y Coceder?
-Nuestro centro surgió por iniciativa del sacerdote Digno González en el año 1990. Dio continuidad a una serie de actividades en pro de las aldeas que llevaba a cabo desde los años 70 del pasado siglo. Se reformó la vieja escuela de la aldea de Arzádegos. Poco después, en 1991, nuestro centro fue uno de los fundadores de Coceder, con José María León como primer gerente. La confederación surgió para dar servicios y mejorar la educación en el rural.
-¿Cuántos centros integran ahora Coceder?
-Son 23 distribuidos por diferentes provincias de España. Hay centros en Castellón, Valencia, Valladolid, Lleida, Badajoz, Zamora, Ávila, León, Palencia, Asturias, Cantabria, Sevilla, Huesca, Málaga, y dos en la provincia de Ourense, el de Vilardevós y en de Lodoselo, en Sarreaus.
-¿Qué actividades ha desarrollado en este cuarto de siglo?
-Son muy variadas. El objetivo fundamental es hacer una propuesta integral de desarrollo en el mundo rural. Abarcamos el ámbito educativo, el cultural, el social, el formativo o el de dinamización económica de un territorio.
-¿Qué proyectos ha puesto en marcha Portas Abertas?
-Muchos. Tenemos convenios de apoyo a personas con discapacidad, programas de cooperación educativa con escuelas de concellos de la comarca de Verín, terapia ocupacional, y atención a personas mayores o talleres de memoria o cognitivos. Hay otras actuaciones, como apoyo y formación a personas en riesgo de exclusión. Asimismo, tratamos de impulsar el desarrollo sostenible. Ahora estamos con dos iniciativas interesantes, la recuperación de variedades autóctonas de vino, como la Monstruosa de Monterrei, o de legumbres o productos hortícolas ya olvidados, pero que pueden dar un buen rendimiento para los agricultores de la comarca.
-¿Cómo se sostiene el centro?
-Somos una oenegé y a través de Coceder recibimos fondos de tres ministerios y de la Xunta. Contamos con seis empleados. También recibimos aportaciones de particulares, y cobramos cuotas para algunos de los servicios que prestamos.
-¿Qué particularidades tiene el rural ourensano?
-La despoblación y el envejecimiento lo marcan todo. La situación del rural en Ourense no es alentadora. En otras provincias las aldeas son mucho más grandes, cuentan con más población que aquí.