La escuela, que estuvo a punto de cerrar en 2012, es hoy una avanzadilla en la aplicación de métodos innovadores y en la búsqueda de la excelencia
25 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Uno podría pensar que en Vilariño de Conso funciona un privadísimo colegio de élite empeñado en aplicar las últimas tendencias pedagógicas, con métodos innovadores en busca de la excelencia, inmersión en la naturaleza, oferta multilingüe y una proporción de seis alumnos por profesor. Y es cierto, casi todo.
Sobran en el párrafo anterior las palabras privadísimo y élite y cabe una matización para la de excelencia. Lo explica Carlos Rodríguez Calvente, director de este centro público que en 2012 estuvo a punto de echar el cierre por falta de estudiantes.
Cuatro años después y, tal vez sin buscarlo, el centro marca pautas con sus iniciativas y es un signo de que aún hay esperanza para la educación en el rural gallego: «Entendemos a excelencia como complemento educativo para calquera neno, con independencia do nivel que desenvolva e das notas; como docentes e como centro temos que promover a excelencia dende calquera situación de partida».
Es un planteamiento sui generis, reconoce Rodríguez Calvente, una filosofía alejada de esa primera impresión que relaciona la excelencia con los expedientes brillantísimos. En Vilariño, la excelencia educativa se concibe como una meta que no se despega de la realidad.
Y ese concepto de excelencia educativa y de conexión con la sociedad comienza, en un municipio rodeado de ríos y embalses, por saber nadar. Aprender en aguas gélidas no es fácil, aunque se recurra a trajes de neopreno, así que el colegio impulsa un proyecto que es, en realidad, todo un mundo y todo un compendio de en qué puede convertirse un maestro que aspira a serlo en toda la acepción de la palabra.
«Levamos aos nenos a nadar á piscina de Verín. Aprender a nadar implica ir en autobús 60 kilómetros, preparar o bolso, comer a merenda, secar o pelo, ir a un vestiario... É unha aprendizaxe moi global e é moi compensador. En realidade, a piscina é un elemento máis de todo o programa, que inclúe tamén pasear por unha vila, ver tendas, ver tráfico, coñecer o urbanismo e a historia, visitar os mananciais da comarca ou descubrir a eurocidade Chaves-Verín».
Todo eso permite una actividad aparentemente tan banal y tan cotidiana -tan familiar para miles de alumnos en toda la Galicia urbana y semiurbana- como aprender a nadar en una piscina climatizada.
La piscina es uno de los siete proyectos incluidos por Vilariño en los contratos programa de la Xunta para este curso; solo dos colegios de Pontevedra y A Coruña lo igualan en número de iniciativas. Podrían ser ocho, el máximo que contempla la convocatoria de la Xunta, pero en Conso no necesitan medidas especiales contra el absentismo escolar, así que ese apartado lo han dejado vacío.
En Vilariño mantienen su estilo. El programa de refuerzo PROA, por ejemplo, se concibe como una ocasión para que los niños hagan cosas divertidas y, sobre todo, para que estén juntos más allá del propio horario escolar. Un detalle nada nimio en un municipio altamente envejecido donde los pequeños, tal y como ilustra Rodríguez Calvente, no son de sus padres sino, más bien, nietos de toda una aldea.
El contrato programa de mejora de la competencia matemática lo dedican a talleres de consumo y gestión económica -planificar y hacer la compra, por ejemplo- y a informática aplicada.
Las competencias lingüísticas se abordan desde distintas perspectivas: el respeto a las lenguas de los demás -aquí conviven gallego, portugués, español y catalán-, la detección de sexismo y el descubrimiento de la lengua en la cultura popular y el arte. Se trabaja con proyectos de inmersión lingüística en francés, portugués y alemán, en colaboración con la Escola Oficial de Idiomas.
Para avanzar en Ciencias la escuela cuenta con el Concello, que ha dispuesto un invernadero en el que no faltan ni huerto ecológico ni micológico. Convivencia e igualdad se trabajan con interés. A final de curso la escuela coorganizará unas jornadas de igualdad. El reto sigue siendo conseguir mayor implicación de las familias «porque este é un traballo a moi longo prazo».
Alemán, francés y portugués están presentes a través de programas de inmersión
La natación centra un proyecto de autonomía personal y socialización
chequeo a los centros escolares
«A escola ten que ser compensadora da situación de partida de cada alumno»
Carlos Rodríguez Calvente es el director y uno de los cuatro profesores del colegio de infantil y primaria de Vilariño de Conso. La cohesión entre el profesorado es crucial para trabajar de esta manera. Calvente valora la importancia de los contratos programa porque, dice, «son unha oportunidade para os centros rurais de ter orzamento para facer cousas distintas».
Cosas que, en su caso, permitan paliar las carencias de su situación geográfica y social e, incluso, convertirlas en una ventaja: «A escola ten que ser compensadora da situación de partida de cada alumno. A natación, por exemplo, é un aspecto que completa unha formación só ao alcance de nenos que vivan en vilas ou cidades. Nós, como escola, tratamos de achegar servizos normalizados noutros sitios». De Vilariño a Verín hay 60 kilómetros, destaca el director, «e tan só unha liña de autobús que vai os luns e unha que regresa os venres, dous taxistas e unha estación de tren, a 12 kilómetros e abandonada. Isto é unha pescadilla: non hai xente, non se usa o bus, polo tanto non é rendible, deixa de haber servizo e, como consecuencia, tampouco hai xente».
Por áreas y por proyectos
Frente al aislamiento, el colegio contrapone compromiso e innovación. Todos los programas están interconectados y todos se integran en el horario lectivo. «Isto -apunta- engancharía con esa idea que están facendo xa nalgúns centros de organizar as horas lectivas en áreas e de traballar en proxectos. Nós levamos varios anos traballando así cos nenos e a nosa pretensión é implicar tamén ás familias neste traballo».