La nueva hostelería de Pontevedra hace renacer la vieja calle de los vinos en Princesa

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Ramón Leiro

Meigas Fóra y Barullo devuelven a la zona el espíritu de antaño junto a los veteranos La Navarra y Saudade

17 may 2022 . Actualizado a las 19:59 h.

Marta García está nerviosa. Sale de la cocina que estrena con un tenedor en la mano, el pelo recogido y los nervios propios del primer día. Hace apenas un par de horas que inauguró la nueva etapa del Meigas Fóra en un local de la calle Princesa. Unos metros más abajo, Xaime Amoedo y María Cons abren la puerta de Barullo. En la cocina ya está trabajando Jorge Chueca. Hace menos de dos meses que iniciaron esta aventura con la mentalidad de «hacer una nueva hostelería, lejos de la del látigo». Cambiaron el calor de Tenerife por la calle Princesa. Su desembarco en el corazón de la zona monumental completa una calle que vuelve a recuperar esa fisonomía de antes, de cuando estaba de moda para tomar los vinos.

La Navarra fue testigo del declive y ahora de su renacer. Y están felices. Llevan allí 97 años, abrieron la taberna en 1925 y a los mandos está la cuarta generación de hosteleros. Rafael Fernández Blanco está detrás de la barra desde hace 24 años. «Ojalá sigan montando locales de hostelería, cuantos más haya, mejor para todos. Estos últimos años han sido muy flojos, aunque nosotros tenemos una clientela fiel», señala el encargado de este negocio casi centenario. Enfrente está Saudade, un bar que se ha reinventado hace seis años de la mano de Manuel Couto y Rosana Escobar. Siguen la filosofía de sus colegas de profesión. «Qué vengan más para aquí, en Pontevedra hay para todos», señala este matrimonio que se muestra entusiasmado con el renacer de la zona. La calle Princesa se unió hace unos meses para luchar contra el botellón. Bares de copas del entorno favorecían que se bebiese en la calle y convirtieron en una calvario las noches de una zona dedicada a la hostelería. Afortunadamente, eso quedó atrás y la calle renace con nueva imagen.

Ramón Leiro

Ya no quedan bajos libres. La apertura de Meigas Fóra y de Barullo dan color a una calle Princesa en la que están rehabilitando uno de los edificios. Los hosteleros que se han instalado en la zona, desean que en su bajo se monte otro negocio relacionado con el sector. Pero la pregunta es casi obligada. ¿Por qué todos escogieron Princesa? «En Pontevedra no hay casi locales y los que aparecen, son muy caros. En esta zona hay otros negocios de hostelería cerca, es un espacio de reunión», puntualiza Xaime Amoedo. Tanto él como Chueca y María Cons tenían claro que su idea de negocio encajaba bien con el entorno. «Queríamos algo divertido, salir de los calamares y el raxo de toda la vida. Montamos Barullo porque es lo que nos gusta, que haya jaleo, que te puedas tomar una caña o picar algo. Esto es un sitio para todas las edades», explica Cons. En su caso el balance de estos dos primeros meses es inmejorable. Sabiendo lo que cuestan los arranques a los emprendedores, Xaime Amoedo se muestra sincero y muy motivado : «No da pérdidas, estamos felices».

Ramón Leiro

Con Barullo, él y María dejan atrás cuatro años trabajando en un restaurante de lujo en Tenerife y Chueca cambia los fogones de un resort por los de este negocio rompedor de la calle Princesa. Comparten almacén con Marta García, de Meigas Fóra. Ocupan el último bajo de la calle con su stock, pero el reciente desembarco de ambos hace que todavía estén acondicionándolo. «Hay un ambientazo entre los hosteleros», recalca Xaime. Mientras las furgonetas de reparte se suceden por Princesa este jueves por la mañana, los obreros apuran los retoques en el almacén compartido.

Ramón Leiro

La dueña del Meigas Fóra se da un respiro y sale hasta su recién estrenada terraza, donde sus amigos pasan a estrenar el local. Hace dos meses tuvo que recoger sus cosas y salir del local que ocupaba en la plaza de la Estrella. Se le vino el mundo encima. Después del covid y cuando parecía que toda pasaba, tenía que volver a empezar. «Al principio fue muy duro, pero cuando vi este local, me encantó y es una zona de mucho paso de gente. Espero que funcione», explica Marta García. Seguirá con la misma filosofía que antes, pero habrá sorpresas «para fomentar el tapeo». Eso es lo que quieren sus nuevos inquilinos, que la calle Princesa sea un espacio de encuentro para, como dicen los recién llegados «haya barullo y se vuelva a vivir con ganas».