«Para recuperar Anirmau en Lalín se necesitaría una sala adecuada»

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

BUEU

Miguel souto

Severiano Casalderrey presenta el viernes presenta en el museo Aller el segundo cuaderno del FICBueu

27 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Severiano Casalderrey (Pontevedra, 1980) es profesor en el instituto Ramón María Aller. Su labor docente es la música, pero su gran afición es el cine. Dentro de esa faceta se incluye su labor como subdirector del Festival Internacional de Curtametraxes de Bueu (FICBueu). En Lalín, fue el artífice y el director de Anirmau, el festival de animación que marcó un hito, y del que se celebraron cinco ediciones. Dos en el instituto y tres abiertas al público en general en las salas delos cines de Filmax en el centro comercial Pontiñas, la última en el 2013. El viernes presenta, a las 20.30 horas en el Museo Ramón Aller, el segundo de los cuadernos del FICBueu centrado en el National Film Board de Canadá y su edad dorada del cortometraje entre los años 1965 y 1983.

-¿Por qué estos años?

-Es una productora dependiente del gobierno que se fundó en 1939 y que a día de hoy sigue funcionando. Es un referente pero tiene un perfil de producciones que no son las típicas que se ven en las salas de cine, son películas que se ven en festivales y en lugares muy específicos. Buscamos en el cuaderno el momento más top desde el punto de vista del cortometraje, que es lo nuestro.

-¿Fue muy laboriosa la labor de documentación de este cuaderno?

-No había ninguna bibliografía en español, todo el material era de fuera, en inglés, sobre todo, y luego estaba el proceso de recopilar todas las películas que se hicieron en esta etapa y que fueron aproximadamente 2.000, de las cuales vi unas 500 para poder sacar las conclusiones y tener un conocimiento amplio de la época. Ya solo el visionado me llevó un mes y pico. Y de esas fueron saliendo las que son el foco de atención dentro del libro, que será un 10 %. En el cuaderno hay un apéndice con cerca de 75 autores y más de 160 obras, y son ya filmografías seleccionadas. Cada año hacemos un cuaderno y durante el festival, los espectadores tienen la oportunidad de ver en vivo y en directo, y en pantalla grande, parte de los trabajos más importantes de los que se habla en el libro.

-¿Qué tal fueron los festivales con la pandemia?

-El año pasado fue el año del parón. Hubo tres perfiles: los que decidieron no hacer nada. La opción de hacer un festival con las medidas que imponía la pandemia como hicimos nosotros y la de hacer un festival virtual.

-¿Funciona esta fórmula?

-Tiene su parte buena y su parte mala. Al haber tantos festivales virtuales, a mí, por ejemplo, como programador, me permitió desde el sofá de mi casa acceder a muchísimo material pero tiene también una parte mala, que es perder toda la parte humana. Un festival, al final, es un lugar para proyectar y vivir el cine, pero también para interactuar con otras personas y hacer nuevas amistades. Esa parte humana, que no tiene precio, se perdió mucho el año pasado. Este año la cosa estuvo mejor, menos restringida, y prácticamente todos los festivales volvieron. En Bueu solemos tener colas interminables y este año ya se volvió a ver ese toque y ya tuvimos más invitados. El año pasado no tuvimos ninguno y este pudimos tener un invitado especial, que fue un productor de Canadá.

-Los años de Anirmau aquí sirvieron para abrir los ojos a muchos estudiantes que descubrieron cosas nuevas

-Sí, a veces más de lo que sabemos y pensamos. A veces me encuentro con alguno que me dice que acabó estudiando Comunicación Audiovisual. Tú los ves allí siendo chavales y parece que no les importa, pero algún poso debe quedar ahí.

-¿Sería posible volver a recuperar Anirmau?

-Es complicado. Para recuperarlo sería necesario contar con una sala adecuada y ahora mismo no la hay. Las salas del multicine están cerradas y tanto el Auditorio como el Salón Teatro no reúnen las condiciones necesarias, al igual que la sala de la biblioteca. Y tampoco los salones de actos de los que disponemos en los institutos.

-Se echa en falta un cine

-Yo creo que ahora sería un buen momento de recuperar un cine en Lalín. La gente está cansada de quedarse en casa e ir al cine es una opción para socializar y un lugar de encuentro.

-¿Dónde cree que sería un buen lugar?

-Yo creo que el mejor sitio sería el antiguo Cine Balado si pudiera ser rehabilitado por el Concello. Sería un lugar estupendo que podría convertirse en un espacio cultural que se empleara para proyectar cine, pero también para representar teatro o para otros espectáculos como pueden ser monólogos u otros.